¿Un nuevo cohete reutilizable ruso-europeo?
Mientras el mundo se halla expectante ante el próximo lanzamiento de la nave Dragon CRS-5 en la que se intentará recuperar la primera etapa del cohete Falcon 9, parece ser que los esfuerzos de la empresa SpaceX están creando escuela. Y es que la agencia espacial francesa CNES ha anunciado su interés en desarrollar un sistema de lanzamiento dotado de una primera etapa reutilizable.
Llama la atención el renovado interés europeo en la reutilización de cohetes pocos meses después de que se haya concretado el diseño del futuro lanzador europeo Ariane 6, un diseño donde la reutilización no está ni se la espera. Eso sí, no es la primera vez que el CNES ha investigado la reutilización de cohetes, ni mucho menos. En los años 90 la agencia francesa exploró la posibilidad de desarrollar conjuntamente con Rusia un sistema de lanzamiento reutilizable basado en el lanzador Baikal.
Baikal era un proyecto ruso que nació en los años 90 de la mano de la empresa NPO Mólniya con el objetivo de crear bloques aceleradores reutilizables para la primera etapa del cohete Angará A3 y A5. El Angará A5 llevaría cuatro Baikal en la primera etapa, cada uno con un motor RD-191M, capaces de regresar hasta el lugar de lanzamiento usando unas alas desplegables y a un motor a reacción convencional. Ante la falta de recursos económicos, NPO Mólniya buscó financiación para el programa Baikal fuera de Rusia. El CNES se interesó por el proyecto e incluso se estudió la posibilidad de usar el Baikal en el Ariane 5, pero luego se echó atrás cuando los cálculos demostraron que se necesitarían 40 vuelos anuales como mínimo para que el proyecto fuese rentable.
Precisamente, los rumores apuntan a que el CNES podría resucitar el Baikal -o al menos, parte de esta tecnología- para este nuevo proyecto de lanzador reutilizable. Del mismo modo, este sistema usaría metano y oxígeno líquido como propelentes, sumándose así a la última moda del metano en la que -como no- también participa SpaceX. Por su parte, el proyecto Baikal desapareció en Rusia para dejar paso al programa de lanzador reutilizable MRKN/MRKS, así que es más probable que el nuevo programa europeo se base en este futuro lanzador que en el Baikal. No obstante, el MKRN es básicamente un proyecto militar, por lo que es de suponer que el Kremlin no estará por la labor de compartir esta tecnología.
El MRKN (Monogorázovaia Raketa Kosmícheskogo Naznachenia / Многоразовая Ракета Космического Назначения, ‘cohete espacial reutilizable’), diseñado por la empresa Khrúnichev, usaba originalmente una configuración de dos bloques laterales reutilizables basados en el Baikal alrededor de un bloque central y una segunda etapa no reutilizables. Los bloques laterales reutilizables reciben la denominación de VRB (Vozvrascháemi Raketni Blok / Возврщаемый Ракетный Блок, ‘bloque de cohete de retorno’) y, al igual que el Baikal, están dotados de alas para regresar a un aeropuerto situado cerca del centro de lanzamiento (Vostochni para el MKRN). Los VRB también emplean metano y oxígeno líquido y están dotados de un motor RD-0162. Precisamente, el año pasado el diseño de los VRB sufrió un cambio radical a raíz de los análisis en el instituto TsAGI de Moscú. Ahora los VRB no se parecen prácticamente en nada a la etapa Baikal original y tienen aspecto de pequeñas lanzaderas con alas fijas y planos canard en la parte frontal, una forma que recuerda al cancelado proyecto RBS del Pentágono. La versión del MKRN con dos VRB (MKRN-1-35) es capaz de situar en órbita baja hasta 35 toneladas de carga útil, aunque se contemplan otras versiones más potentes capaces de colocar 45 y 60 toneladas.
Por tanto, ¿podría convertirse el MKRN en el embrión de una respuesta ruso-europea al Falcon 9 de SpaceX? No a corto plazo. La propuesta del CNES es un programa relativamente modesto que, de salir adelante, no tendría un prototipo listo antes de 2025. Y, lógicamente, dada la situación política actual nada garantiza que Rusia pueda jugar un papel en esta iniciativa. Por otro lado, el gran problema de los sistemas reutilizables es que necesitan una elevada tasa de vuelos para ser rentables, pero el mercado de satélites internacional no es lo suficientemente grande para garantizar este número mínimo de misiones, de ahí las dudas de muchos expertos ante los intentos de reutilización de SpaceX. Además, hay que tener en cuenta los costes de reutilización y el impacto en la fiabilidad del equipo reutilizado. En todo caso, el MKRN ruso sí que podría convertirse en una especie respuesta al Falcon 9, a pesar de que su objetivo principal no es abaratar los costes de lanzamiento, sino garantizar un sistema capaz de realizar múltiples lanzamientos en poco tiempo (de ahí el interés de los militares en el tema).
Lo que sí parece es que Europa ha decidido seguir los pasos de SpaceX, aunque sea con retraso. Primero concibió el Ariane 6 para que fuese mucho más barato que el Ariane 5 -aunque no tanto como el Falcon 9, un cohete de menor tamaño- y ahora parece que también quiere sumarse al carro de los sistemas reutilizables. Es difícil saber si lograrán su meta de abaratar el acceso al espacio, pero nadie duda de que cualquier intento de revolucionar el sector es más que bienvenido.
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