Cómo sería el superlanzador espacial ruso

Puede que a más de uno la noticia le haya cogido por sorpresa, pero en Rusia el debate espacial de los últimos meses ha estado centrado en dos temas: la construcción de una estación espacial totalmente rusa y el desarrollo de un supercohete con capacidad para situar más de cien toneladas en órbita baja. En el primer caso, Roscosmos ya ha anunciado que la prioridad del país no pasa por tener una estación espacial rusa, pero todavía no está claro qué va hacer Rusia con el tema del superlanzador. Ahora que la agencia espacial rusa Roscosmos va a desaparecer para dar lugar a una corporación estatal, probablemente el asunto del superlanzador volverá a cobrar importancia durante los próximos meses.
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Las dos propuestas favoritas para el nuevo superlanzador ruso: a la izquierda, el diseño de RKTs Progress. A la derecha el de RKK Energía (Bolshoy/Novosti Kosmonavtiki).
Ahora bien, ¿de dónde viene esta obsesión con los cohetes gigantes? En los últimos años los planes del programa espacial ruso para la próxima década se han orientado progresivamente hacia las misiones más allá de la órbita baja usando la nueva nave tripulada PTK-NP, dejando a un lado los proyectos relacionados con estaciones espaciales. El problema es que para situar a la PTK-NP -con una masa de veinte toneladas- en órbita lunar se debe usar un cohete más potente que los actualmente en servicio. O eso, o habría que emplear múltiples lanzamientos del Angará-A5 -el cohete elegido para poner la PTK-NP en órbita- en cada misión lunar. El resultado ha sido que el programa tripulado de Roscosmos para la próxima década se ha ido pareciendo más y más al programa de la NASA y la nave Orión. Y por lo tanto, al igual que la NASA dispondrá del cohete gigante SLS para las misiones lunares, Rusia debería desarrollar un cohete de similares características.
Estas discusiones bizantinas no habrían tenido mayor trascendencia de no ser porque el año pasado el presidente Putin se interesó por la construcción de un superlanzador para las misiones tripuladas que debería despegar desde el futuro cosmódromo de Vostochni. De repente, el interés del Kremlin en el asunto otorgó un aura de credibilidad a un proyecto que hasta el momento nadie se había tomado muy en serio. Y es que el programa espacial ruso depende fuertemente de las decisiones del gobierno federal, capaces de resucitar o acelerar proyectos por los que a priori nadie estaba dispuesto a apostar un rublo (sin ir más lejos, ahí tenemos el renacimiento del sistema GLONASS y la construcción de Vostochni).
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Nave tripulada PTK-NP (RKK Energía).
Pero, ¿cómo debería ser este superlanzador? Desde 2013 han aparecido numerosos conceptos de cohetes pesados propuestos por varias empresas del sector, como por ejemplo el Energía-5K o el Sodrúzhestvo. La mayoría de estas propuestas tenían una capacidad de carga de 70 a 90 toneladas en órbita baja, o sea, comparable a la versión básica del SLS de la NASA. El jefe de la agencia espacial rusa Roscosmos, Óleg Ostápenko, dio un nuevo empujón al proyecto en 2014 tras las declaraciones de Putin, sugiriendo además que el nuevo lanzador debería ser flexible para poder aumentar su capacidad de carga en una segunda fase hasta las 120-160 toneladas en órbita baja (LEO). De esta forma se podría enviar directamente a la órbita lunar una misión tripulada con la PTK-NP (recordemos que los actuales planes lunares rusos pasan por enviar la PTK-NP alrededor de la Luna usando dos lanzamientos del Angará A5 por misión, pero para alcanzar la órbita lunar es necesario un lanzador más potente). Según las fechas que baraja Roscosmos, el primer vuelo sin tripulación de la PTK-NP tendrá lugar en 2021, mientras que la primera misión tripulada no despegará hasta 2024.
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Los planes lunares de Roscosmos para la primera mitad de la próxima década (Novosti Kosmonavtiki).
A resultas de este llamamiento, Roscosmos recibió tres propuestas de las empresas RKTs Progress -fabricante de los cohetes Soyuz-, RKK Energía -constructora de las naves Soyuz y Progress- y el instituto TsNIIMash. RKTs Progress propuso un cohete a base de metano y oxígeno líquido basado en el Soyuz-5 con un bloque central de 7,7 metros de diámetro y ocho aceleradores de 3,4 metros de diámetro. La etapa central usaría cuatro motores RD-0164, mientras que cada bloque acelerador emplearía un motor. En total, en el lanzamiento se encenderían doce motores RD-0164. Este cohete tendría una capacidad de carga en órbita baja de 80 toneladas, ampliables a 130 toneladas añadiéndole una tercera etapa. También propuso una versión de este lanzador con aceleradores de combustible sólido con una capacidad de 86-160 toneladas en LEO.
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Proyecto de superlanzador RKTs Progress a base de metano. A la izquierda, primera fase con capacidad para 85 t. en LEO. A la derecha, segunda fase con capacidad para 130 t. (Novosti Kosmonavtiki).
El instituto TsNIIMash optó por un clon del cohete soviético Energía-M con una etapa central criogénica de más de 7 metros de diámetro dotada de un motor RD-0124 y cuatro aceleradores a base de queroseno y oxígeno líquido similares al cohete Zenit, cada uno con un motor RD-171 y un diámetro de 4,1 metros (como el Zenit). En una segunda etapa se añadirían más motores a la etapa central y aceleradores, además de una tercera etapa, para aumentar la capacidad de carga hasta las 130-160 toneladas en LEO. El TsNIIMash dejó abierta la opción de emplear metano como combustible, en cuyo caso la capacidad de carga podría aumentar hasta las 190 toneladas.
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Propuestas de lanzador pesado del instituto TsNIIMash (Novosti Kosmonavtiki).
Por su parte, RKK Energía fue la menos original y propuso como superlanzador su ya conocido cohete Energía-5K, formado por bloques modulares basados en el Zenit. Cada bloque, de 4,1 metros de diámetro, estaría dotado de un motor RD-171 a base de queroseno y oxígeno líquido. El Energía-5K usaría cuatro de estos bloques para formar la primera y segunda etapas con capacidad para situar hasta 75 toneladas en órbita baja. Añadiendo una etapa superior criogénica se podría alcanzar una capacidad de 95 toneladas en LEO durante una segunda fase de desarrollo. De esta forma, aunque el Energía-5K era la propuesta más sencilla de implementar (no requiere de bloques centrales de gran diámetro ni de motores de metano), era también la que menos potencial de crecimiento tenía. La querencia de RKK Energía por el cohete Zenit es comprensible si tenemos en cuenta que esta empresa controla tanto la compañía Sea Launch (encargada de comercializar el cohete Zenit a nivel mundial) como la empresa NPO Energomash (fabricante de los motores RD-171/181/180/191). De paso, las versiones del Energía-5K con uno o tres bloques podrían situar 16 y 35 toneladas en LEO, convirtiéndose así en una especie de cohete Rus-M 2.0.
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Propuesta de superlanzador Energía-5K de RKK Energía (Novosti Kosmonavtiki).
A finales de 2014 la propuesta de RKTs Progress parecía ser la ganadora, mientras que el Energía-5K de RKK Energía prácticamente fue descartado desde un primer momento (sin duda por la participación ucraniana en su fabricación). De hecho, RKTs Progress decidió unir fuerzas con la empresa Khrúnichev -fabricante del Angará- para presentar un proyecto común de superlanzador basado en el diseño que presentó el año pasado. Este nuevo superlanzador a base de metano sería capaz de colocar 80 toneladas en una primera fase y 130 toneladas en una segunda y usaría como bloques aceleradores la etapa central del Soyuz-5. Por este motivo, RKK Energía decidió cambiar por completo su proyecto y a principios de enero de 2015 presentó un superlanzador basado en el Energía muy parecido a la propuesta inicial del TsNIIMash o al Sodrúzhestvo de 2012. De acuerdo con el nuevo diseño de Energía, se construirían dos versiones del supercohete, de 80 y 120 toneladas de capacidad cada una, con dos o cuatro aceleradores respectivamente.
En las próximas semanas se espera que el gobierno ruso cancele o apruebe de una vez por todas el diseño definitivo del superlanzador. Incluso si la decisión es positiva, que nadie espere que se vayan a destinar los fondos necesarios a corto o medio plazo. El estado actual de la economía rusa impide que el país pueda embarcarse en una aventura de esta índole, pero en cualquier caso debemos recordar que estamos hablando de un proyecto que no llevaría a cabo su primera misión hasta 2028-2030 como muy pronto. Otra cuestión distinta es si Rusia necesita realmente un cohete tan grande teniendo en cuenta que no existe presupuesto disponible para realizar misiones que no sean enviar la PTK-NP a la órbita lunar.

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