Desaparece la agencia espacial rusa Roscosmos. ¡Larga vida a la corporación estatal Roscosmos!
Corren tiempos decisivos para el sector espacial ruso. Hoy el presidente ruso Vladímir Putin anunció la fusión entre la ORKK (Corporación Unificada de Cohetes y el Espacio) y la agencia espacial rusa Roscosmos para formar la nueva Corporación Estatal Roscosmos (Goskorporatsia Roskosmos). A primera vista puede parecer que estamos ante un simple cambio de nombre, pero es mucho más que eso. La reforma supone la liquidación de la agencia espacial rusa tal y como la conocemos para crear un único organismo estatal que controle todo el sector espacial ruso, una decisión sin precedentes que marcará el futuro de Rusia en el espacio.
Para los despistados, recordamos que el año pasado se creó el gigante ORKK (Obyedinennaia Raketno-Kosmícheskaia Korporatsia), una corporación estatal que unía todas las compañías espaciales del país. La polémica creación de la ORKK fue la culminación de varios años de intentos por reformar el sector espacial ruso. Aunque en un principio se habló de unificar el sector bajo unas cinco empresas, el Kremlin sorprendió a propios y extraños al anunciar que finalmente solo habría una corporación.
Tras la creación de la ORKK con Ígor Komarov al frente, quedaba por decidir qué papel debía jugar la agencia espacial rusa Roscosmos en el nuevo panorama. En un principio se dijo que Roscosmos haría de gestor y decidiría las líneas maestras del programa espacial ruso, mientras que la ORKK sería el contratista principal. Huelga decir que este equilibrio entre las dos organizaciones era, siendo generosos, un tanto vago e inestable. Inevitablemente, de forma inmediata se desató una lucha sin cuartel entre la recién creada ORKK y la vieja Roscosmos para hacerse con el control del programa espacial ruso.
Finalmente, parece que el ganador ha sido la ORKK. De hecho, la nueva Corporación Estatal Roscosmos estará presidida por Ígor Komarov, mientras que el actual jefe de la agencia espacial rusa Óleg Ostápenko pasará a presidir el Consejo de Directores de la corporación, lo que no deja de ser un puesto de segunda categoría. Por había alguna duda de quién es el que manda, ayer Medvédev nombró a Komarov jefe de la agencia espacial Roscosmos, cargo que ocupará hasta que se consolidé la creación de la nueva corporación estatal. Teniendo en cuenta que la estrategia del programa espacial depende de decisiones políticas, el gobierno ruso debe haber pensado que la agencia espacial Roscosmos simplemente sobra. La nueva corporación espacial ha sido creada a imagen y semejanza de Rosatom, la corporación estatal de energía atómica creada en 2007 y que ha tenido una trayectoria bastante exitosa.
La idea de crear una corporación estatal para el espacio tipo Rosatom no es nueva. Ya en 2012 Vladímir Popovkin, por entonces jefe de Roscosmos, ya propuso esta solución y llegó a convencer a Putin y a Dmitri Rogozin de las bondades de esta solución. Pero parece ser que a mediados de 2013 Medvédev se opuso a esta idea y en cambio se mostró a favor un sector espacial bicéfalo con Roscosmos y la ORKK al frente. Menos de dos años la unificación se ha consolidado.
La actual crisis económica rusa y la confusión sobre las propuestas del Programa Espacial Federal (FKP) de Roscosmos para la próxima década parecen haber precipitado la decisión del Kremlin. Efectivamente, en las últimas semanas el anteproyecto de FKP había sido criticado por múltiples frentes, bien por ser demasiado ambicioso, bien por ser poco original. En los próximos meses sabremos cuáles son las prioridades de la nueva corporación, aunque a corto plazo no habrá sorpresas: la construcción del cosmódromo de Vostochni se presenta como la prioridad absoluta para el gobierno ruso, decidido a garantizar un acceso al espacio independiente a cualquier precio. Más a largo plazo se debe concretar si Rusia va a construir finalmente un cohete superpesado y cuáles son los objetivos para el programa espacial tripulado una vez que se retire la ISS.
Aunque la unificación de las estructuras de poder en el seno del sector tendrá probablemente efectos positivos sobre la industria espacial del país en estos tiempos tan difíciles, queda por ver cómo se tomarán ahora las decisiones con respecto a los programas científicos -me refiero a las sondas espaciales y satélites civiles-, un sector que la agencia espacial rusa no ha logrado impulsar de la forma que estaba prevista. Lo que sí está claro es que estamos viviendo una época decisiva para el programa espacial ruso en su conjunto.
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