¿Podríamos detectar una nave alienígena que se mueva a la velocidad de la luz?
Hasta que se demuestre lo contrario, la velocidad de la luz es un límite absoluto en el Universo. Pero nada impide que nos acerquemos todo lo posible a este límite si algún día queremos viajar a otras estrellas. Nosotros no lo hemos logrado todavía, ¿pero podríamos detectar alguna nave alienígena que se desplazase por el espacio a velocidades relativistas?
La respuesta clásica sería un rotundo no. Una nave moviéndose por el vacío del espacio no produciría ninguna perturbación visible, a diferencia de lo que ocurre cuando un objeto se mueve en una sustancia -aire, agua, etc.- a una velocidad superior a la de la luz en ese medio (pero siempre inferior a la velocidad de la luz en el vacío, c, como manda la relatividad). En este caso la presencia del objeto quedaría en evidencia al emitir la famosa radiación de Cherenkov.
Pero el espacio no está vacío. Para empezar tenemos el tenue medio interestelar, formado por gases y partículas. Aunque pequeñas, a velocidades relativistas un choque con una de estas partículas podría ser fatal. Por ejemplo, un choque entre una nave que se moviese muy cerca de c y una partícula de polvo cósmico con una masa de 10^-14 gramos liberaría una energía de diez mil millones de julios. En realidad, el límite de velocidad dentro de la Galaxia podría ser tan ‘bajo’ como el 64% de la velocidad de la luz en el vacío. Una nave que se moviese por encima de esta velocidad se vería inmersa en un baño de piones producidos por el choque de los protones del medio interestelar con el fuselaje. Por supuesto, velocidades superiores serían posibles con avanzados sistemas de blindaje o si, por el motivo que sea, la radiación no nos importa demasiado.
Ahora bien, podríamos pensar que fuera de la Galaxia una nave sería capaz de moverse a una velocidad todo lo próxima a c que queramos, ya que el medio intergaláctico es mucho menos denso que el interestelar. Pero no, no es el caso. El medio intergaláctico también está repleto de algo más sutil que impregna todo el Universo. Obviamente, hablamos de la radiación cósmica de fondo (CMB). Cada centímetro cúbico del espacio intergaláctico posee 400 fotones del CMB y, desde el punto de vista de una nave relativista, los fotones de microondas del CMB tienen una energía similar a los rayos gamma más energéticos. Si la velocidad es suficientemente alta, el choque de un fotón del CMB con la nave sería capaz de producir pares electrón-positrón.
El resultado es que la nave se vería afectada por una enorme resistencia que limitaría seriamente la eficiencia de cualquier sistema de propulsión, por exótico que fuese. Pero del mismo modo que el CMB afectaría a la nave, la nave haría lo propio con el fondo cósmico de microondas, creando un cambio de frecuencias que podría ser detectado desde la Tierra con la tecnología adecuada. La radiación generada por el paso de una nave alienígena moviéndose a velocidades relativistas tendría unas características precisas y estaría en el rango de microondas e infrarrojo y se podría medir su movimiento con respecto a los cuásares más distantes. Una señal que estaría al alcance de los observatorios terrestres con una tecnología ya disponible o no mucho más avanzada que la actual (aunque todo depende de la señal determinada generada por la hipotética nave).
Obviamente, para detectar una nave extraterrestre que se mueva por el espacio intergaláctico primero debería acelerar hasta una velocidad muy cerca de c, pero como vimos al principio es posible que la resistencia causada por las partículas del medio interestelar constituya una barrera insalvable.
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