Las nuevas naves espaciales de carga Dream Chaser y CST-100
La NASA se dispone a seleccionar nuevas naves espaciales dentro del programa CRS-2 para llevar víveres a la estación espacial internacional (ISS) entre 2017 y 2024. El otro día vimos la propuesta de Lockheed-Martin, un remolcador reutilizable bautizado como Jupiter, y hoy vamos a echar un vistazo a las naves de las empresas de la competencia Boeing y Sierra Nevada.
En septiembre de 2014 el minitransbordador Dream Chaser se quedó fuera del programa CCtCap, una iniciativa de la NASA cuyo fin es subvencionar a la industria privada para crear una nave tripulada estadounidense. La Dream Chaser perdió frente a la Dragon V2 de SpaceX y la CST-100 de Boeing, pero ahora busca una segunda oportunidad como nave no tripulada de carga. El problema es que adaptar un vehículo con tripulación para una misión sin astronautas no es trivial.
La nueva versión del Dream Chaser incluye un módulo orbital acoplado a la parte trasera de la lanzadera. Este módulo lleva paneles solares, el sistema de acoplamiento andrógino IDA (similar al APAS ruso) y espacio para la carga no presurizada. De este modo la propuesta de Sierra Nevada gana puntos al poder transportar elementos de la estación no presurizados, una capacidad solamente ofrecida actualmente por el HTV japonés y la Dragon de SpaceX, aunque también es una característica que ha sido incluida en el concepto del remolcador Jupiter. De paso vale la pena destacar que este módulo le confiere a la Dream Chaser un aspecto que recuerda a la lanzadera Hermes europea o a la Klíper rusa.
Otra modificación importante es que la Dream Chaser de carga es que volaría dentro de una cofia durante el lanzamiento y, por lo tanto, sus alas serían plegables. De este modo la nave no tendría que soportar las cargas aerodimámicas de su hermana tripulada. De paso, esta configuración permitiría lanzar la nave mediante varios cohetes. Sierra Nevada ha declarado que su nueva nave podría despegar a bordo del Atlas V o el Ariane 5, como estaba previsto, pero también podría usar un Delta IV, un Falcon 9 o incluso el lanzador H-IIB japonés. La Dream Chaser de carga sería capaz de lanzar 5500 kg de carga útil (5000 kg presurizados y 500 kg no presurizados) a la ISS. A la vuelta sería capaz de retornar hasta 1750 kg de carga dentro de la nave, mientras que el módulo orbital se qumaría en la atmósfera con hasta 3250 kg de basura. La reentrada se produciría con una deceleración máxima de solo 1,5 g y al aterrizar en una pista convencional se podría descargar el vehículo rápidamente y reutilizarlo para una misión posterior.
El problema de la Dream Chaser de carga es que las características que hacían de este vehículo una buena nave tripulada no son tan interesantes para una nave sin tripulación. Las bajas aceleraciones durante la reentrada y la capacidad de descargar la nave rápidamente son irrelevantes si no hay astronautas. Además, la Dream Chaser se acoplará a la ISS mediante el puerto de atraque IDA, una escotilla de un diámetro inferior a los puertos CBM que usan las naves Cygnus, Dragon o HTV y que limitará la variedad de las cargas que puede transportar.
En fin, que el futuro no pinta excesivamente bien para Sierra Nevada. No se puede decir lo mismo de la propuesta de Boeing, que se presenta al CRS-2 con una nave no muy original, pero efectiva. Y es que Boeing ha decidido ofrecer una versión de carga de su CST-100 sin muchas modificaciones. La nave será casi idéntica a su hermana tripulada, pero no estará dotada de los motores de emergencia durante el despegue ni, obviamente, los sistemas de soporte vital.
El espacio de los motores de aborto -y de 12 de los 24 motores de maniobra orbital- sería ocupado por carga no presurizada, mientras que en el interior de la cápsula se podría transportar hasta 2500 kg de carga. Al igual que la Dream Chaser y la CST-100 tripulada, este vehículo se acoplaría a uno de los dos puertos IDA de la ISS, por lo que tampoco podría llevar cargas voluminosas. A cambio, la CST-100 descendería sobre tierra firme y no en el mar como la Dragon de SpaceX. Esta propuesta no es nada llamativa, pero sí que serviría para rentabilizar al máximo la CST-100, una nave tripulada que debutará en 2017 y en la que la NASA va a invertir dinero sí o sí. En cualquier caso, se aceptan apuestas. Jupiter, Dragon, Cygnus, CST-100 o Dream Chaser, ¿cuál será(n) la(s) elegida(s)?
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