Las fuentes hidrotermales de Encélado y el futuro de la exploración espacial
Ya sabíamos que Encélado, la luna de Saturno, posee un océano subterráneo, pero ahora tenemos pruebas de que podría presentar actividad hidrotermal en su fondo, la primera que hemos detectado fuera de nuestro planeta. O sea, que su interior es mucho más caliente de lo que pensábamos. Un descubrimiento que podría revolucionar el futuro de la exploración espacial. ¿Y cómo sabemos todo esto? Porque Encélado es en estos momentos el único mundo del sistema solar que conocemos con un océano subterráneo de agua líquida que podemos estudiar directamente gracias a los géiseres de hielo que surgen del polo sur de este satélite.
Los granos en cuestión han sido detectados por el instrumento Cosmic Dust Analyser (CDA) de Cassini en los alrededores de Saturno y en el anillo E que rodea al planeta. Este anillo está formado principalmente por las partículas de hielo emitidas por los géiseres de Encélado, por lo que la presencia de estas partículas de roca es llamativa. Hasta hace poco se pensaba que los granos estaban compuestos por silicio puro, pero un análisis más exhaustivo de los datos de Cassini sugieren que están hechos de sílice (dióxido de silicio). El tamaño de los granos es realmente pequeño, de 6 a 9 nanómetros como mucho, lo que sumado a su composición hacen pensar a los científicos que se han originado en reacciones hidrotermales con temperaturas superiores a los 90º C en el fondo del océano de Encélado.
Para que los granos sean tan pequeños deben haber tardado relativamente poco -meses o años- en traladarse desde el fondo hasta la superficie del océano. Posteriormente viajaron hacia el exterior de la luna a través de las fisuras del polo sur, las famosas ‘rayas de tigre’. En esta zona la corteza de hielo de Encélado tiene un espesor de unos treinta o cuarenta kilómetros, mientras que en el resto del satélite el grosor es superior. ¿Y qué tienen de especial estos granos de sílice? Pues que en la Tierra el proceso más común para formar pequeños granos de este tipo es mediante procesos hidrotermales con agua alcalina sobresaturada de sílice y con abundancia de sales. Precisamente, estudios previos sugerían un pH alcalino para el océano de Encélado.
De hecho, es posible que los granos no provengan del fondo del océano, sino que su origen sea aún más profundo. Los datos de la Cassini sugieren que el núcleo de Encélado es poroso, así que la zona de mezcla entre el agua y el interior rocoso debe ser muy extensa. La hipótesis hidrotermal se ve reforzada por la detección de metano en los géiseres mediante el instrumento INMS, un descubrimiento analizado en otro artículo reciente del equipo de Cassini. El motivo es que si el metano no se produjese por mecanismos hidrotermales quedaría atrapado en clatratos (hielos con volátiles atrapados) de la corteza y los géiseres no mostrarían tanta cantidad de este compuesto. Ciertamente es una prueba circunstancial, pero conjuntamente con el análisis de los granos hace que tengamos un caso bastante sólido a favor de la actividad hidrotermal.
Por otro lado, Cassini ha confirmado la presencia de sodio en los granos de hielo de los géiseres y del anillo E, lo que se considera una evidencia de que estas partículas se han formado al congelarse una masa de agua líquida con sales disueltas en ella. O dicho de otra forma, es una prueba de que las partículas de los géiseres se han originado en el océano y no en la corteza de hielo superficial. Pero hay un misterio y es que Encélado es demasiado pequeño para que su interior esté tan caliente para generar una actividad hidrotermal significativa. Las fuerzas de marea debidas a las interacciones gravitatorias con Saturno provocan que la luna se estire y contraiga, calentándose en el proceso, pero las fuerzas de marea por sí solas no pueden explicar semejante exceso de energía. Esto quiere decir que el interior de Encélado debe tener más isótopos radactivos de lo esperado. O eso o hay en marcha algún otro fenómeno que desconocemos. Ahora mismo esta es una de las muchas incógnitas que guarda esta luna.
Resumiendo, y aunque debemos ser precavidos, estamos ante un descubrimiento crucial por dos motivos. Primero, porque confirma que hay una conexión directa entre el océano y los géiseres, algo que no estaba nada claro hasta hace no mucho. O lo que es lo mismo, que al estudiar los géiseres podemos estudiar el océano de Encélado. Segundo, porque este descubrimiento favorece un Encélado con un interior caliente y activo. Eso quiere decir que en esta pequeña luna de Saturno tenemos calor, agua líquida y sustancias orgánicas. Es decir, los ingredientes de la vida. De hecho, en la Tierra las fumarolas hidrotermales de los fondos de los océanos son auténticos oasis de vida. ¿Ocurrirá lo mismo en Encélado?
Desde el punto de vista de la exploración espacial este descubrimiento puede traer consecuencias imprevistas. Hasta ahora el mundo más interesante desde el punto de vista astrobiológico en el sistema solar exterior era Europa, una luna de Júpiter con un océano supuestamente más grande que el de Encélado, pero también es un océano mucho más difícil de estudiar. Para más inri no hay ninguna garantía de que Europa tenga actividad hidrotermal significativa, al menos, una actividad que podamos detectar. Poco a poco Encélado se perfila como un destino prioritario para la exploración espacial, tanto que no sería nada extraño que la NASA se replantease la misión Europa Clipper, recientemente aprobada. Lo ideal sería que la NASA mantuviese esta misión y aprobase otra sonda a Encélado, pero la agencia carece de presupuesto para ambos proyectos. Solo puede quedar uno.
Por último, una reflexión. Los granos de sílice del interior de Encélado no permanecen para siempre alrededor de Saturno en el anillo E, sino que con el tiempo acaban dispersándose por el sistema solar y más allá. Sí, es lo que piensas. Hay granos de polvo del océano de Encélado viajando ahora mismo entre las estrellas, granos susceptibles de ser analizados por otras civilizaciones. Por eso mismo quizá deberíamos comenzar a construir ya mismo un detector de partículas de polvo interestelar de gran tamaño. Es posible que algunas de ellas procedan de otros mundos con océanos subterráneos situados a muchos años luz de la Tierra.
Comentarios
Publicar un comentario