Un submarino para el Kraken Mare de Titan

Mandar un submarino a Titán es una idea recurrente desde que se confirmó la existencia de lagos y mares en esta luna. Se han propuesto decenas de diseños de submarinos y barcos para surcar los mares de Titán, aunque la última sugerencia viene de la mano del Instituto de Conceptos Avanzados (NIAC) de la NASA. A diferencia de proyectos anteriores que sugerían pequeñas naves, el NIAC nos sorprende con una sonda de gran tamaño, de casi una tonelada, que pueda recorrer en 90 días dos mil kilómetros.
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Un submarino en Titán. La posición de Saturno en el cielo es errónea e imposible (salvo que seamos capaces de ver en el infrarrojo cercano) (NASA/NIAC).
El objetivo del submarino sería lógicamente el Kraken Mare, el mayor mar de Titán, que en realidad se halla dividido en dos cuerpos distintos (Kraken-1 y Kraken-2) unidos por un estrecho canal. La sonda usaría lógicamente generadores radioisótopos de tipo Stirling (ASRG) para proporcionar hasta 1 kW de electricidad a los sistemas de la nave, pero los mayores desafíos tecnológicos son aquellos derivados de las comunicaciones y el control de la misión. Obviamente, es imposible dirigir en tiempo real desde la Tierra una sonda situada a 1500 millones de kilómetros, así que es necesario incluir avanzados sistemas de navegación autónoma. El otro escollo tiene que ver con las comunicaciones. Para garantizar el enlace el submarino llevaría una enorme antena en fase de forma plana que serviría al mismo tiempo como aleta dorsal para garantizar la estabilidad.
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Otra vista del submarino titánico (NASA/NIAC).
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Posible recorrido del submarino por el Kraken (NASA/NIAC).
El problema de un submarino en Titán es que la baja densidad de los mares de esta luna repercute negativamente en su flotabilidad. Curiosamente, nadie sabe la composición precisa de los lagos y mares del hemisferio norte. Si son de metano puro su densidad sería de 450 kg por metro cúbico, menos de la mitad de la del agua. Pero si, como algunos modelos sugieren, los lagos contienen gran cantidad de etano, su densidad podría alcanzar los 670 kg metros cúbicos, lo que favorecería la flotabilidad. Dicho de otra forma, el diseño preciso de un submarino deberá esperar a que conozcamos la composición de los lagos.
Por suerte, como la gravedad en Titán es apenas una sexta parte de la terrestre la presión a una determinada profundidad es menos de la décima parte de la que experimentaría un submarino terrestre, un factor fundamental a la hora de construir un submarino capaz de hundirse a profundidades superiores a los 300 metros (la profundidad máxima estimada del Kraken Mare). Pero hay un problema, y es que a esas presiones y temperaturas, no se puede usar el nitrógeno como gas para presurizar tanques de lastre con metano, ya que en este caso el nitrógeno se condensaría dentro del tanque. Por eso el submarino usaría un pistón para el control de la flotabilidad. Otro problema deriva del exceso de calor del ASRG, que sería capaz de hervir el metano alrededor del submarino (las condiciones meteorológicas en las superficie de Titán están muy cerca del punto de ebullición del metano) y causar complicaciones en la movilidad del vehículo por culpa de la cavitación.
Diseño original del submarino del NIAC (NASA/NIAC).
Diseño original del submarino del NIAC (NASA/NIAC).
El submarino se movería a una velocidad de 1 m/s aproximadamente durante unas 16 horas al día. Los instrumentos que llevaría este submarino serían un sonar lateral, diversos espectrómetros, una cámara de superficie, una cámara submarina y un sensor solar para determinar la posición aproximada de la Tierra (que siempre está en el cielo de Titán a un máximo de 6º del Sol). Ahora bien, ¿cómo trasladar esta enorme sonda hasta allí? Pues este es quizás el eslabón más débil de la cadena. Habría que introducir el submarino en una pequeña lanzadera espacial similar en dimensiones al X-37B del Pentágono. Es decir, estaríamos ante una sonda gigantesca para los parámetros actuales (¿alguien mencionó el SLS?). El transbordador amerizaría en el Kraken Mare de Titán y al hundirse liberaría el submarino. Una nave alada es un dispositivo más caro y complejo que una cápsula convencional, pero a cambio permitiría aumentar la precisión del aterrizaje, un requisito fundamental en esta misión.
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El submarino podría ser enviado dentro de una lanzadera tipo X-37B (NASA/NIAC).
Una misión de este tipo solo sería posible durante el verano del hemisferio norte de Titán. Por lo tanto, y teniendo en cuenta que las estaciones en este satélite duran 29,5 años, no podría llevarse a cabo hasta 2040 aproximadamente. De todas formas, que nadie aguante la respiración hasta entonces. Como otras misiones del NIAC, se trata de un simple concepto cuyas posibilidades de hacerse realidad son prácticamente nulas. Lo cual no quita que algún día -muy lejano, me temo- podamos ver un submarino por el Kraken Mare.
Vídeo del concepto:
PD: por cierto, y hablando del Kraken Mare, la NASA acaba de publicar unas imágenes de radar de los lagos del hemisferio norte tomadas por la Cassini a las que se ha aplicado una nueva técnica para que se vean mejor. Impresionantes.
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La costa este del Kraken Mare (NASA/JPL).

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