El camino hacia Europa está abierto

Si la década que viene una sonda espacial logra por fin explorar Europa, la luna de Júpiter, diremos que la historia de esa misión comenzó justo ahora. Porque el pasado lunes la NASA anunció su borrador de presupuesto para el año fiscal de 2016. La agencia solicita al Congreso 18500 millones de dólares, lo que supone un incremento de 519 millones con respecto al anterior presupuesto. No es una barbaridad, pero menos da una piedra en estos tiempos de crisis. Lo interesante del caso es que el presupuesto incluye una partida de 30 millones destinada a concretar una misión a Europa. Puede saber a poco, y lo es. Pero el dinero no es lo importante, pues la NASA ya recibió cien millones en 2015 y 80 millones en 2014 para realizar estudios de cara a una misión a Europa. Lo que realmente importa es que la NASA opta por una misión de sobrevuelo destinada a investigar la posible existencia del océano subterráneo de Europa.
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Comienza largo camino a Europa (recreación de Europa Clipper)(NASA).
Por supuesto, se refiere sin decirlo explícitamente, a la tan esperada sonda Europa Clipper. Pero antes de dar saltos de alegría debemos tener en cuenta que, pese a lo que digan algunos medios, esta misión no ha sido aprobada en los actuales presupuestos. Simplemente se empiezan a mover los engranajes de la NASA de cara a una posible aprobación en firme a finales de esta década. Puede saber a poco, pero por lo menos la NASA ya no se plantea una misión de bajo coste a Europa.
La misión de bajo coste, sugerida por la Casa Blanca el año pasado, debía haber costado unos mil millones de dólares, pero la NASA fue incapaz de encontrar un concepto de misión que pudiera explorar Europa por esta cifra. Europa Clipper costará unos 2100 millones de dólares, lo que la sitúa en la categoría de misiones Flagship de la NASA (las más caras), aunque se mantiene por debajo del coste de misiones como Cassini o Curiosity. De hecho, la sonda llevará finalmente paneles solares y no generadores de radioisótopos (RTG) en un intento de reducir el coste de la misión. Curiosamente, será lanzada mediante el cohete SLS (Space Launch System) de la NASA en 2022 o 2023 (probablemente más tarde) y llegaría a Júpiter en unos dos años. Y digo curiosamente porque la elección de este lanzador hará que la misión sea más cara, aunque al mismo tiempo permitirá reducir el tiempo de viaje hasta el sistema joviano (¡en cinco años!). Por otro lado, el empleo del SLS tiene sus desventajas. Vincular el futuro de la Europa Clipper con este polémico lanzador es sin duda una apuesta arriesgada, pero el SLS necesita desesperadamente cargas útiles que justifiquen su existencia.
Durante este año la NASA debe concretar el diseño de la misión a Europa -o sea, confirmar que la misión será Europa Clipper- y en 2016 se comenzarán a estudiar los posibles instrumentos de la nave y los requisitos de protección planetaria. Eso sí, no olvidemos que este presupuesto es un borrador. Ahora comienza el tedioso juego entre la Casa Blanca y el Congreso para concretar el presupuesto, aunque sería muy difícil que esta decisión sea revocada. En definitiva, habemus Europa Clipper. Si todo va bien, a finales de la próxima década tendremos una sonda en Júpiter que sobrevolará 45 veces Europa en busca de su misterioso océano.
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Europa Clipper (NASA).

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