Proyecto Luna-Órbita (o cómo los cosmonautas rusos traerán muestras de la Luna a la Tierra)

Mientras la agencia espacial rusa decide qué hacer con su programa espacial durante la próxima década, surgen planes para darle un objetivo a las posibles misiones lunares tripuladas. Roscosmos juega ahora con la idea de fusionar las futuras misiones tripuladas alrededor de la Luna con su programa de sondas espaciales. Una de las últimas propuestas ha sido concebida conjuntamente por la empresa NPO Lávochkin y el Instituto de Investigaciones Espaciales (IKI) de la Academia de Ciencias rusa y se denomina Luna-Órbita (sí, lo sé, el nombre es poco imaginativo).
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Proyecto Luna-Órbita (Izvestia).
El objetivo de Luna-Órbita es traer muestras de la superficie lunar a la Tierra usando una combinación de naves tripuladas y sondas automáticas. El plan, aún por definir, sería más o menos el siguiente: una nave tripulada PTK-L (la versión lunar de la futura nave tripulada PTK-NP) con cuatro cosmonautas a bordo alcanzará la órbita lunar después de despegar mediante un cohete pesado aún por diseñar. La PTK-L se acoplará en órbita lunar a otra nave de carga no tripulada GTK-L, basada en el diseño de la PTK-NP. Posteriormente sería lanzada la sonda no tripulada llamada Korbet o MLAK (‘nave lunar automática reutilizable’), que se acoplaría al complejo formado por las dos naves alrededor de la Luna. La sonda Korbet será cargada de combustible (a bordo de la GTK-L) por la tripulación. Una vez completada la operación se separaría para descender a la superficie de nuestro satélite. Korbet estaría dotada de un taladro y un contenedor especial para las muestras lunares, así que después de completar su misión, despegaría y se volvería a acoplar con el complejo en la órbita lunar. Los cosmonautas volverían a cargarla de combustible y el proceso se volvería a repetir una vez más.
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Variante del proyecto Luna-Órbita con una sonda lunar pesada y un módulo orbital para la PTK-L (Bolshoy/Novosti-Kosmonavtiki).
De acuerdo con este proyecto, una sola sonda Korbet podría posarse entre tres y cinco veces en distintas zonas de la Luna a lo largo de una misión. Finalmente los cosmonautas volverían a la Tierra con toda la carga de muestras lunares, después de abandonar en órbita lunar a la GTK-L y la sonda Korbet. El proyecto Luna-Órbita se llevaría a cabo no antes de 2027, ya que hasta esa fecha no está previsto que Rusia disponga de un lanzador superpesado capaz de poner entre 80 y 90 toneladas en órbita baja (por el momento este lanzador no ha sido aprobado oficialmente).
Para poner en perspectiva los proyectos Luna-Órbita y la sonda Korbet vale la pena dar un repaso a los planes de la agencia espacial rusa para la próxima década. Estos planes pasan por lanzar entre 2019 y 2023 cinco sondas no tripuladas a la Luna (Luna 25-29). La sonda Luna 28 debe traer a la Tierra muestras de la Luna, retomando así el trabajo de las sondas soviéticas de la serie Ye-8-5, lanzadas en los años 70. La sonda Korbet debe emplear precisamente un diseño basado en el de la Luna 28.
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Futuras sondas lunares rusas.
En cuanto al programa tripulado, Rusia todavía no ha decidido si durante la próxima década continuará en estaciones en la órbita baja terrestre (proyecto OPSEK) o se dirigirá hacia la Luna. En cualquier caso, el futuro del programa espacial tripulado ruso pasa por la nueva nave PTK-NP, cuyo futuro continúa sin estar definido. De acuerdo con el plan provisional de Roscosmos, la agencia espacial pasaría directamente a emplear la versión lunar de la nave, la PTK-L, prescindiendo de la versión para la órbita baja. Es más, las primeras misiones tripuladas de la PTK-NP serían alrededor de la Luna.
Según este plan, el primer vuelo de la PTK-NP se retrasaría hasta 2021. Esta nave no tripulada se acoplaría con la ISS en la misión LI-1 (‘vuelo de prueba 1′), al igual que la nave de la misión LI-2 en 2022. Ambas naves despegarían mediante un cohete Angará-A5 desde el futuro cosmódromo de Vostochni. En 2023 despegaría una PTK-NP con un Angará-A5 que pondría rumbo a la Luna tras acoplarse en órbita baja con una etapa superior Blok DM-03 lanzada por otro Angará-A5. Esta nave no estaría tripulada y tampoco se situaría en órbita lunar. Simplemente llevaría a cabo una maniobra de retorno libre alrededor de la Luna.
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Programa lunar ruso tripulado (Bloshoy/Novosti Kosmonavtiki).
En 2023 también se llevará a cabo el primer vuelo tripulado de la PTK-NP, que transportará cuatro cosmonautas a la ISS o a la estación OPSEK en la misión LI-3. Recordemos que la estación OPSEK -actualmente conocida como PPOI (‘futura infraestructura orbital tripulada’)- es un plan de estación espacial totalmente rusa destinado a garantizar la independencia de Rusia en este campo si finalmente no se prolonga la vida útil de la ISS. De ser aprobada, la PPOI incorporará, además de los módulos MLM, UM y NEM, un módulo hinchable y la plataforma OKA-T para investigaciones en microgravedad.
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Concepción de la estación rusa PPOI (antes OPSEK) (Kommersant).
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Futuro módulo hinchable ruso (RKK Energía).
Ese mismo año debe debutar el prototipo de remolcador orbital de nueva generación mediante propulsión eléctrica que será alimentado mediante energía nuclear o solar. Este carguero de ocho toneladas viajará entre la órbita baja y la órbita lunar y dispondrá de un contenedor de carga que podrá ser usado por futuras misiones lunares. Durante la misión LI-4 de 2024 dos cosmonautas rodearán la Luna gracias a dos lanzamientos del Angará-A5 (uno para la PTK-L y otro para la etapa Blok DM-03), una aventura que repetirán los cuatro tripulantes de la misión LI-5 en 2025. A partir de entonces es cuando daría comienzo el proyecto Luna-Órbita con misiones tripuladas a la órbita de nuestro satélite.
Si el presupuesto da de sí, a partir de 2030 daría comienzo la tercera fase de misiones lunares con expediciones a la superficie de la Luna usando un módulo lunar tripulado. Como ya hemos comentado, para hacer realidad estos proyectos es necesario el empleo de un lanzador superpesado que por ahora no ha recibido presupuesto alguno. Curiosamente, para estas misiones el remolcador nuclear jugaría un papel secundario o terciario, toda una sorpresa después del interés que ha suscitado estos últimos años. Luna-Órbita permitiría darle una justificación científica a las futuras misiones tripuladas lunares de Roscosmos, aunque debemos señalar que en este punto no estamos ante un concepto nuevo. La NASA ya ha intentado en varias ocasiones justificar los vuelos lunares de la nave Orión y el cohete gigante SLS uniéndolos con misiones de retorno de muestras de la cara oculta de la Luna (sin mucho éxito, dicho sea de paso).
No hace falta que diga que, a día de hoy, el proyecto Luna-Órbita es pura fantasía. Pero antes de descartarlo como otro proyecto más de powerpointismo irredento debemos tener en cuenta dos cosas. Primero, que si Roscosmos decide apoyarlo estaríamos ante un proyecto oficial, por muy poco realista que nos parezca. Y segundo, ¿qué pasaría si este proyecto se llevase a cabo con la colaboración de otras potencias espaciales, como por ejemplo China?

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