Aclarando las causas de los accidentes del Antares y la SpaceShipTwo

La industria espacial norteamericana se vio sacudida por dos accidentes sin relación entre sí. El primero fue la pérdida de la nave Cygnus Orb-3 con destino a la ISS por culpa de un fallo de su lanzador Antares. El segundo, más grave puesto que se saldó con la muerte de una persona, fue la desintegración de la SpaceShipTwo Enterprise de la empresa Virgin Galactic. Poco a poco comienzan a conocerse las claves de ambas tragedias, aunque evidentemente habrá que esperar a los respectivos informes finales para saber las causas precisas de cada accidente.




Momento de la explosión de uno de los dos NK-33 del Antares-130 (Orbital).
En el caso del Antares parece que podemos dar por buenas las sospechas iniciales que ponían al motor de fabricación soviética NK-33 en el punto de mira. Los análisis preliminares de la empresa Orbital Sciences apuntan que el fallo se originó en una turbobomba de uno de los dos motores AJ-26 -la ‘denominación americana’ que da Aerojet a los NK-33- que posee el cohete. En este sentido, es importante señalar que algunas las noticias en las que se menciona que el cohete fue destruido por el control de tierra a propósito son un simple disparate. Por supuesto, el lanzador se destruyó poco antes de tocar el suelo mediante una orden del encargado del sistema de autodestrucción -o FTS (Flight Termination System)-, pero se trata de un proceso rutinario en el lanzamiento de cualquier cohete norteamericano (y sí, el transbordador espacial también llevaba su FTS).




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Un motor NK-33 con un espaciotrastornado -o sea, un servidor- en el Museo del Cosmódromo de Baikonur (Eureka).
No obstante, lo más sorprendente ha sido la respuesta de Orbital ante el accidente. Por un lado, la empresa ha anunciado que lanzará una o dos naves Cygnus hacia la ISS mediante otro vector distinto al Antares. Todavía no se sabe qué cohete será el elegido, pero todo indica que podría ser el Falcon 9 de SpaceX o el Delta II de ULA. Si finalmente el Falcon 9 es el elegido sería toda una paradoja ver a la competencia directa de Orbital en el transporte de carga a la ISS emplear sus medios -previo pago, claro- para poner en órbita una nave Cygnus. De este modo la próxima Cygnus, planeada para abril de 2015, no sufrirá un retraso significativo.
Pero las medidas no se quedan ahí. Orbital ha decidido que no vale la pena seguir confiando en el NK-33 y en 2016 introducirá una nueva versión del Antares con nuevos motores. Puesto que el fallo radica en la turbobomba, cualquier modificación del motor sería tremendamente costosa y tomaría mucho tiempo. Se desconoce qué sistema de propulsión será el elegido, pero los rumores apuntan al RD-181 o al RD-193 de la empresa rusa NPO Energomash. El RD-181 se emplea actualmente en el Atlas V de ULA, mientras que el RD-193 es un motor basado en la misma tecnología desarrollado precisamente para sustituir al NK-33 en los lanzadores rusos, como por ejemplo es el caso del Soyuz-2-1V. Huelga decir que el cambio de un motor soviético -pero cuya patente está en propiedad de la empresa norteamericana Aerojet- por uno de fabricación rusa puede que no sea la mejor opción teniendo en cuenta el clima político del momento.




Motor RD-193 de NPO Energomash (Novosti Kosmonavtiki).
Motor RD-193 de NPO Energomash (Novosti Kosmonavtiki).
Con respecto a la SpaceShipTwo, ahora sabemos que el vehículo se estrelló debido al despliegue antes de tiempo del mecanismo de frenado durante la reentrada. Parece ser que el copiloto Michael Alsbury activó este sistema sin darse cuenta ocho segundos después de que el motor híbrido del vehículo hiciese ignición y mientras la nave viajaba a una velocidad superior a la del sonido (Mach 1,02). El despliegue accidental ocasionó que la aeronave se desintegrase por culpa de las intensas fuerzas aerodinámicas. Recordemos que este sistema sitúa en posición perpendicular la parte trasera de las alas con los timones de cola y profundidad de la SpaceShipTwo durante la reeentrada, estabilizando y frenando el vehículo durante esta delicada maniobra. El sistema es similar al empleado por la SpaceShipOne y hasta la fecha nunca había dado problemas.
De todas formas, no está nada claro que la culpa fuese de Alsbury. Aunque parece que activó el sistema, para su despliegue es necesario mover manualmente una palanca. Sin embargo, los datos de la investigación indican que la palanca no se movió de su sitio. Es decir, podríamos estar ante un fallo del ordenador. Sea como sea, el despliegue no se habría producido si el sistema no se hubiese activado previamente. Alsbury falleció en el accidente y el piloto Peter Siebold logró escapar con vida, aunque resultó seriamente herido. Algunos medios hablan por tanto de ‘error humano’, aunque esta expresión no existe en seguridad aérea (si un piloto estrella un avión porque se olvidó de apretar un botón o porque aprieta uno que no debe la culpa es del sistema, no de la persona que, como humano que es, se equivocará más tarde o temprano).




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Esquema del mecanismo de frenado (feathering) de la SS2 (Virgin Galactic).




Primer despliegue del sistema de frenado de la SS2 en 2011 (Virgin Galactic).
Lo importante es que el problemático motor híbrido, el principal sospechoso del desastre, queda libre y sin cargos. Pero no se trata de una buena noticia para Virgin Galactic, puesto que un sistema crítico que hasta ahora se había mostrado fiable ha resultado ser no tan seguro. En cualquier caso, el accidente es un toque de atención a todos aquellos que piensan que por pagar 250.000 dólares y usar la palabra ‘turismo’ pueden convertir por arte de magia los viajes al espacio en una actividad segura.

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