ISEE-3: hemos perdido la Tierra

Al final no pudo ser. Después de un esfuerzo heroico para resucitar la sonda ISEE-3 y activar su sistema de propulsión, el grupo de aficionados a cargo de la misión no pudo completar el encendido crítico de los motores para garantizar que la nave pudiese regresar al punto de Lagrange L1 del sistema Tierra-Sol, situado a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta. La vieja sonda debía llevar a cabo esta maniobra antes del 10 de julio si quería aprovechar la gravedad lunar durante el sobrevuelo que tendrá lugar el próximo agosto. Sin este encendido, la ISEE-3 continuará en órbita solar y ya no podrá regresar a ‘casa’ como muchos esperábamos.
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ISEE-3 (spacecollege.org).
La culpa del fallo no está del todo clara. Puede ser que el nitrógeno usado para presurizar los tanques de hidracina se haya perdido al espacio por culpa de alguna válvula defectuosa. O quizás el nitrógeno se haya diluido en la hidracina. Quién sabe. El caso es que el sistema de propulsión carece de presión para impulsar a la hidracina hasta las toberas y, por lo tanto, es inútil. El sistema de propulsión de la ISEE-3 está formado por ocho tanques, cada uno con 98 kg de hidracina y 1,3 kg de nitrógeno, y doce propulsores de unos 2 kgf de empuje.
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Esquema del sistema de propulsión de la ISEE-3 (spacecollege.org).
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Situación de los propulsores en la ISEE-3 (spacecollege.org).
El fallo del sistema de propulsión ha resultado ser un auténtico mazazo para la iniciativa ISEE-3 Reboot Project, liderada por Keith Cowing y Dennis Wingo, especialmente después de que el pasado 3 de julio lograsen activar los propulsores con el fin de aumentar la velocidad de giro de la sonda. El 8 de julio llegaron incluso a efectuar uno de los seis encendidos que debía realizar de cara a asegurar su retorno al punto L1. Posiblemente estos encendidos fueron exitosos gracias a la presión remanente en las conducciones del sistema de propulsión. Pese a todo, los chicos del ISEE-3 Reboot Project siguen empeñados en reactivar los propulsores y planean encender los calefactores de los tanques de hidracina para subir su temperatura de 25º C a 35º C. Suponiendo que la causa del fallo sea que el nitrógeno se ha diluido en la hidracina, de esta forma podrían obtener algo de presurización en los tanques. De todas formas, este intento sería más bien una forma de defender el amor propio del equipo que otra cosa, ya que la nave ha perdido su oportunidad para regresar al punto L1.
Incapaz de regresar a la Tierra, la ISEE-3 ha sido puesta en ‘modo ciencia’, es decir, se usará para captar datos del viento solar. Precisamente, esta era la misión de la sondacuando fue lanzada en 1978 rumbo al punto L1 y antes de que fuese situada en órbita solar para estudiar desde lejos los cometas Halley y Giacobini-Zinner. Lamentablemente, los datos de la ISEE-3 -también conocida como ICE (International Cometary Explorer)- no podrán ser captads desde la Tierra indefinidamente. Después de sobrevolar la Luna en agosto, dentro de unos tres meses la nave estará otra vez tan lejos de nuestro planeta que se necesitarán estaciones de tierra demasiado grandes y costosas para captar la señal. Por ahora, el ISEE-3 Reboot Project sigue manteniendo el contacto con la nave a través del radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico.
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Partes de la ISEE-3 (spacecollege.com).
Finalmente, los 36 años de exposición al espacio sí que le han pasado factura a la ISEE-3. La venerable sonda ha perdido la oportunidad de volver a las cercanías de la Tierra, pero al menos un grupo de aficionados ha logrado la increíble hazaña de resucitar una nave que llevaba años abandonada en el espacio interplanetario. Sin duda ha valido la pena.

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