Cariclo, un asteroide con anillos

Los anillos son algo común en el Sistema Solar. Todos los planetas gigantes poseen un rico conjunto de anillos de todos los tamaños y colores. Y no sólo planetas, también se supone que algunos satélites deben tener anillos -o algo parecido-, como es el caso de Rea, aunque por el momento no hemos podido confirmar su existencia. Pero, ¿qué me dicen de un asteroide con anillos? Eso sí que sería algo extraño.
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Representación artística de los anillos del asteroide Cariclo (ESO/L. Calçada/Nick Risinger).
Pues bien, por raro que parezca, ya tenemos un candidato a ser el primer asteroide con anillos conocido. El sujeto en cuestión es el asteroide (10199) Cariclo, también conocido como Chariklo (de Χαρικλώ, una ninfa de la mitología griega que era esposa del centauro Quirón). Con un diámetro estimado de entre 250 y 300 kilómetros, Cariclo no es un asteroide cualquiera, sino que es el más grande de los asteroides de la familia de los centauros, formada por cuerpos menores cuyas órbitas están situadas más allá de Júpiter.

Lógicamente, los astrónomos sienten interés por un cuerpo tan lejano (la órbita de Cariclo está comprendida entre la de Saturno y Urano) y una de las prioridades a la hora de estudiar un objeto astronómico es determinar su tamaño. Para ello los científicos suelen aprovechar el paso de los asteroides por delante de alguna estrella relativamente brillante. Combinando varias observaciones de telescopios profesionales y aficionados situados en varios puntos de la Tierra se puede hacer un modelo aproximado del tamaño -e incluso de la forma- del asteroide.
El 3 de junio de 2013 Cariclo fue el protagonista de una de estas ocultaciones cuando pasó delante de la estrella UCAC4 248-108672, un fenómeno que se pudo ver desde Sudamérica. Como es habitual, multitud de astrónomos siguieron el evento, pero varios observadores europeos, chilenos, argentinos, uruguayos y brasileños obtuvieron unos resultados chocantes. Cariclo había ocultado a la estrella no una, sino varias veces. Tras analizar los datos la conclusión de los equipos de científicos sólo podía ser una: Cariclo se halla rodeado de un sistema de anillos. Y digo sistema porque las observaciones han revelado la presencia de dos anillos muy tenues. El anillo más exterior tiene un ancho de tres kilómetros, mientras que el interior, más brillante, alcanza los siete kilómetros. Ambos anillos están separados nueve kilómetros entre sí. El anillo más interior se encuentra a 296 kilómetros de Cariclo.
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Curva de luz de la ocultación de una estrella por Cariclo obtenida desde el telescopio de 1,5 metros de La Silla (F. Braga-Rivas et al.).
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Reconstrucción del sistema de anillos a partir de las distintas ocultaciones según el observatorio (líneas discontinuas) (F. Braga-Rivas et al.).
Nadie sabe cómo se formaron los anillos de Cariclo, pero no hace falta ser muy listo para suponer que su origen más probable haya sido una colisión relativamente reciente. Se especula con que las partículas de los anillos podrían estar formadas por agua, aunque este punto no se ha confirmado, pero encajaría con la hipótesis del impacto, puesto que los centauros poseen grandes cantidades de volátiles (o sea, hielos). 
Los anillos de Cariclo se han convertido desde ya en uno de los espectáculos más curiosos del Sistema Solar. ¿Los veremos alguna vez con nuestros propios ojos a través de las cámaras de una sonda espacial?
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Otra vista artística de los anillos de Cariclo (ESO/L. Calçada/Nick Risinger).

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