Estados Unidos se queda sin motores rusos para sus cohetes

Estados Unidos se ha quedado temporalmente sin motores rusos RD-180 para sus cohetes Atlas V. Paradójicamente, la iniciativa no ha sido una respuesta del Kremlin ante las sanciones del gobierno norteamericano por la situación en Ucrania, sino que se debe a la lucha abierta surgida entre las empresas estadounidenses ULA y SpaceX.

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Motor RD-180 de fabricación rusa (NPO Energomash).

ULA, un consorcio de Boeing y Lockheed Martin, es la encargada de fabricar los cohetes estadounidenses más potentes en servicio, el Delta IV y el Atlas V. Gran parte de los beneficios de ULA se derivan de los jugosos contratos firmados con el Pentágono para lanzar satélites militares. Y, lógicamente, SpaceX quiere su parte del pastel. Una vez asegurada una amplia cartera de contratos civiles (tanto con compañías privadas como con la NASA), la compañía de Elon Musk ha decidido recientemente demandar al gobierno norteamericano para que SpaceX pueda competir con ULA en la adjudicación de estos contratos de defensa. En concreto, el objetivo de Musk es el contrato firmado en diciembre de 2013 entre ULA y la USAF en virtud del cual los militares comprarán a ULA 36 nuevos cohetes para los próximos años. Este contrato ha dejado totalmente al margen a SpaceX a pesar de que esta empresa está llevando a cabo los procesos de certificación de la Fuerza Aérea para su cohete Falcon 9 (proceso que, dicho sea de paso, no ha completado todavía).


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Lanzamiento de un Atlas V con el misterioso avión espacial X-37B (ULA).
De acuerdo con SpaceX, esta situación de monopolio provoca que cada lanzamiento de un Atlas V o un Delta IV salga de media por unos 400 millones de dólares, una cifra que hacen de estos cohetes los más caros en servicio. Y no sólo eso. Mantener la infraestructura asociada cuesta mil millones de dólares al año independientemente de la tasa de lanzamientos, unos precios que SpaceX está convencida de que puede reducir drásticamente. La agresiva iniciativa de SpaceX ha traído como consecuencia el que los tribunales hayan paralizado temporalmente la importación de motores RD-180 para los cohetes Atlas V. La decisión judicial no afecta a los motores encargados antes del 30 de abril, por lo que los cinco motores RD-180 que deben ser enviados a los EE.UU. durante este año llegarán a su destino según lo previsto.
Los RD-180 están fabricados en Rusia por la empresa NPO Energomash y cada unidad sale por unos diez millones de dólares, un precio que la parte rusa lleva años intentando renegociar al alza sin éxito. De hecho, el gobierno ruso llegó a amenazar el año pasado con cortar el suministro de RD-180 si no se les permitía aumentar el precio de los motores. Y es que los RD-180 nacieron a partir de un acuerdo firmado en 1992 entre Energomash y Pratt and Whitney (actualmente Aerojet Rocketdyne) con el fin de desarrollar un nuevo motor para la nueva serie norteamericana de cohetes desechables (EELV). Ambas empresas fundaron entonces la joint venture RD AMROSS, encargada sobre el papel de la comercialización de estos motores en los EE.UU.


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Motores RD-180 recién llegados de Rusia (ULA).
En 1996 el RD-180 fue elegido para propulsar el Atlas III (y, posteriormente, el Atlas V). El contrato firmado por RD AMROSS comprometía a Energomash a vender a precio fijo un centenar de sus motores. El éxito de la aventura de Energomash en EE.UU. fue debido a la carencia de un motor norteamericano potente de queroseno y oxígeno líquido (kerolox). Tras la cancelación del programa Apolo, durante el cual se creó el motor F-1 para el cohete Saturno V, los Estados Unidos habían abandonado la tecnología de motores kerolox de alto empuje. El avanzado RD-180, derivado del motor de combustible líquido más potente jamás construido (el RD-170/171 usado en los cohetes Zenit y Energía), era una auténtica ganga en el mercado norteamericano.


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Un RD-180 unido a un Atlas V (ULA).
Energomash ha suministrado más de 70 motores para el Atlas V, un lanzador encargado de poner en órbita cargas militares tan delicadas como los satélites GPS, SBIRS, QUASAR, NOSS, AEHF, X-37B, MUOS o UFO. A pesar de su bajo precio, se cree que la venta de RD-180 constituye para Energomash hasta un tercio de los beneficios de la empresa en los últimos años, algo normal si tenemos en cuenta que el RD-180 no se emplea en ningún otro vector y que su otro producto estrella, el RD-171, está de capa caída por culpa de los problemas económicos y políticos asociados con el cohete Zenit.
En cualquier caso, la paralización provisional de las importaciones de motores RD-180 no va a ocasionar ningún impacto en los lanzamientos de los Atlas V a corto plazo. Además de los motores que se entregarán este año, ULA dispone de reservas de RD-180 para unos dos años y medio. A largo plazo la cosa es más compleja. Si la prohibición se mantiene, afectaría sin duda al manifiesto de lanzamientos del Atlas V. Y es que debemos tener en cuenta que cada motor necesita unos 16 meses para su montaje.
La situación en Ucrania y el enfrentamiento con SpaceX hacen que el futuro del RD-180 penda de un hilo. En teoría Aerojet tiene en sus manos la documentación necesaria y las patentes para producir el RD-180 en territorio norteamericano (otra ‘bajada de pantalones’ por parte de Energomash cuando firmó el acuerdo con Pratt and Whitney en los años 90), pero los expertos consideran que en este caso el precio por unidad aumentaría un 50% como mínimo, por no hablar de las consecuencias legales derivadas de romper los contratos firmados con sus colegas rusos (técnicamente, la patente está en mano de RD AMROSS, no de Aerojet). Tampoco está nada claro cuánto tardarían los ingenieros de Aerojet en copiar el RD-180 y llevar a cabo las necesarias pruebas de cualificación.


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El motor NK-33 usado en el cohete Antares podría sufrir los mismos problemas que el RD-180. Foto tomada en el museo de Baikonur (Eureka).
Otra posibilidad, que se viene barajando desde hace años, es resucitar la producción doméstica de motores kerolox potentes, como el RS-84 o incluso el mítico F-1, pero todo depende del nivel de compromiso con este objetivo por parte del gobierno norteamericano. Esta última opción es la más interesante para los intereses estratégicos norteamericanos y afectaría también a los motores de fabricación soviética NK-33 usados en el cohete Antares de la compañía Orbital (esperemos que SpaceX no aproveche la jugada y se meta con sus compañeros del programa COTS de la NASA).
A medio plazo, ULA puede usar el Delta IV para algunos satélites militares que inicialmente debían ser lanzados con el Atlas V (como es el caso de los GPS), pero desgraciadamente para esta empresa no todas las cargas útiles contratadas permiten esta mudanza de vectores. Sea como sea, es evidente que no existe ninguna solución para este problema a corto plazo. O lo que es lo mismo, el futuro de los RD-180 fabricados en Rusia pinta muy negro.

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