El otro punto azul pálido

El 19 de julio del año pasado la sonda Cassini nos regaló, por segunda vez, una imagen mítica de la Tierra vista desde Saturno. Ahora nos vuelve a sorprender con una fotografía de otro ‘punto azul pálido’. Pero en esta ocasión no es la Tierra, sino el verdadero planeta ‘turquesa’ por excelencia. O sea, Urano:
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Urano visto desde la Cassini con los anillos de Saturno debajo (NASA/JPL-Caltech/SSI/Ian Regan/Val Klavans).
Es la primera vez que Cassini toma una imagen de Urano (lógico, no es un objetivo que se halle precisamente cerca del gigante anillado). Fue el pasado 11 de abril y lo curioso del caso es que Urano y Saturno se encuentran actualmente casi en lados opuestos del Sol, por lo que la distancia que los separa es de 4290 millones de kilómetros (28,6 UA). Esto explica que la resolución sea de solamente 25700 kilómetros por píxel y que el brillo de la imagen haya tenido que aumentarse 4,5 veces para que podamos apreciar el disco del planeta.
El color azulado de Urano, al igual que el de Neptuno, se debe a la presencia de metano en la atmósfera del planeta, un gas que dispersa predominantemente las longitudes de onda más largas (o sea, el color rojo). Y es que a diferencia de Júpiter y Saturno, donde la atmósfera presenta hasta tres capas distintas de nubes (amoniaco, agua e hidrosulfuro de amonio), en Urano y Neptuno la atmósfera es predominantemente transparente y solo posee una capa de nubes de metano en determinadas zonas, además de gran cantidad de aerosoles orgánicos en suspensión creados por la interacción entre el metano y la luz ultravioleta del Sol.
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La imagen de Urano desde Saturno (NASA/JPL).
En este sentido conviene recordar que el color azul profundo de Neptuno no se explica totalmente por la dispersión de la luz en las moléculas de metano y debe existir algún compuesto o compuestos misteriosos que generen esta curiosa tonalidad. Aunque, la verdad sea dicha, en temas de colores planetarios es mucho lo que desconocemos. Sin ir más lejos, los llamativos tonos de las nubes de Júpiter son debidos a diversas sustancias orgánicas e inorgánicas -como la fosfina, por ejemplo-, pero nadie sabe cuál es la ‘fórmula mágica’ precisa que está detrás de semejante paleta de colores.
En realidad, lo que conocemos sobre Urano y Neptuno es muy poco comparado con lo que sabemos de Júpiter y Saturno, de ahí que el estudio de los gigantes de hielo sea considerado una prioridad por la comunidad científica. Lástima que haya otras muchas prioridades, porque yo quiero saber si es verdad que llueven gotas gigantes de metano en estos mundos.

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