Las tierras lentas: habitabilidad en planetas con días muy largos

Uno de los factores que más influyen en la posible habitabilidad de un planeta extrasolar es, junto con la inclinación del eje de rotación, la duración del día. Hasta ahora se pensaba que un periodo de rotación corto favorecía la habitabilidad planetaria al reducir los contrastes de temperatura entre la noche y el día. Sin embargo, es posible que la naturaleza vaya contracorriente y que las exotierras con días muy largos sean más habitables que las ‘tierras rápidas’ como la nuestra.
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Diferencias en nubes y circulación atmosférica de un planeta como la Tierra que gire rápidamente (1 día, izquierda) y lentamente (128 días) ().
¿Cómo es esto posible? La respuesta viene de la mano de un grupo de investigadores liderados por Jun Yang, de la Universidad de Chicago. El quid de la cuestión es que un planeta con un periodo de rotación lento sufrirá fuerzas de Coriolis de menor intensidad y, obviamente, una prolongada iluminación diurna. Dicho así no parece un dato especialmente espectacular, pero el resultado es que se crea una amplia región de la superficie cercana al ecuador con nubes muy gruesas. Por contra, un mundo que rote rápidamente como la Tierra presentará un cinturón de nubes ecuatoriales mucho más estrecho (las famosas células de Hadley).
¿Y qué tiene que ver esto con la habitabilidad? Pues que una capa de nubes más extensa refleja una mayor cantidad de luz solar, o sea, aumenta el albedo medio del planeta, bajando su temperatura media. De acuerdo con las simulaciones numéricas, un mundo como la Tierra situado en la órbita de Venus pero con un periodo de rotación como el de Venus (el ‘gemelo infernal’ de la Tierra tarda 243 días en girar sobre sí mismo)… ¡sería habitable!
Este estudio podría tener implicaciones radicales en el análisis de la habitabilidad de planetas extrasolares hasta la fecha considerados demasiado calientes para permitir la presencia de agua líquida en su superficie. El periodo de rotación no afecta en líneas generales, al igual que el tamaño planetario, al límite externo de la zona habitable, pero sí que amplia el límite interior. El efecto es más pronunciado en estrellas más grandes y calientes que el Sol, cuya zona habitable podría aumentar drásticamente para las ‘tierras lentas’.
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Límites de la zona habitable según el tamaño del planeta, el tipo de estrella y el periodo de rotación ().
El análisis tiene implicaciones muy interesantes a la hora de estudiar el pasado de Venus. Y es que el efecto invernadero descontrolado tuvo que aparecer cuando Venus giraba más rápidamente que en la actualidad, porque, de no ser así, todavía ahora sería habitable. Se cree que el anómalo periodo de rotación retrógrado de Venus es el resultado de un enorme impacto, pero hasta ahora se suponía que este suceso tuvo lugar hace varios miles de millones de años y que, como resultado del mismo, se produjo el efecto invernadero masivo. Si la hipótesis de las ‘tierras lentas’ es cierta, quizás ambos sucesos no estén relacionados. O sea, Venus se convirtió primero en un infierno cuando giraba rápidamente para luego sufrir un choque con algún objeto del Sistema Solar que frenó su rotación.
Ahora bien, esta teoría solo nos vale si los planetas terrestres también pueden formarse con periodos de rotación muy largos. Afortunadamente, ése parece ser el caso. Según varios modelos, en el momento de su formación los planetas terrestres poseen días con un periodo comprendido entre las 10 horas y los 400 días. Además, las fuerzas de marea pueden frenar aún más los periodos de rotación planetarios, especialmente en el caso de estrellas enanas rojas. Dicho con otras palabras, puede que la Galaxia esté repleta de ‘exotierras lentas’.

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