Kepler-186f, ¿la primera exotierra?

Parece que no, que no es la primera exotierra, pero por muy poco. El equipo del telescopio espacial Kepler anuncio ayer el descubrimiento de Kepler-186f, un planeta del tamaño del nuestro situado en la zona habitable de su estrella, situada a 500 años luz del Sol. Pero, un momento, ¿no hemos dicho que tiene el mismo tamaño que la Tierra y que se halla en la zona habitable?¿Eso no es precisamente la definición de ‘exotierra’? Efectivamente, así es. Sin embargo, Kepler-186f está situado en el exterior de la zona habitable, así que incluso si suponemos que posee una atmósfera tan densa como la nuestra -algo que desconocemos-, su temperatura superficial media sería muy inferior a la de la Tierra, y eso si estuviese compuesta por dióxido de carbono en un 100%. Es decir, aún siendo optimistas, es difícil que Kepler-186f pueda soportar agua líquida en su superficie de forma permanente, lo que constituye precisamente una de las características de una exotierra. A no ser, claro está, que posea una atmósfera muchomás densa que la terrestre, en plan Venus, pero en ese caso la posible vida que surgiese bajo esas condiciones se enfrentaría a otros problemas para sobrevivir. Por otro lado, la órbita relativamente alejada de Kepler-186f lo protege de las fulguraciones tan características de las estrellas de tipo M y evita quizás que sufra acoplamiento de marea (o sea, que siempre muestre un hemisferio hacia su estrella).
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Representación artística de Kepler-186f (NASA/Ames/JPL-Caltech/T. Pyle).
Y es que, como era de esperar, Kepler ha descubierto su primera ‘casi-exotierra’ alrededor de una estrella enana roja (de tipo espectral M), más pequeña y fría que el Sol. Por eso, Kepler-186f gira alrededor de la misma a tan sólo 54 millones de kilómetros de distancia (0,34 UA), con un periodo de 130 días. Sea como sea, solamente conocemos su tamaño y, curiosamente, es casi idéntico al de la Tierra (un 10% superior). No tenemos ni idea de cuál es su masa, así que somos incapaces de estimar su densidad y naturaleza, por no hablar de otros parámetros como periodo de rotación o densidad atmosférica.
De todas formas, se trata de un gran hallazgo. Otros planetas habitables conocidos, como Kepler-22b o Kepler-62f, son mucho más grandes que la Tierra y posiblemente sean minineptunos o mundos océanos, quién sabe. Kepler-186f es el primer exoplaneta habitable probablemente rocoso, que no es poco, aunque lo más probable es que sea demasiado frío para ser una exotierra (recordemos además que dependiendo de la definición de zona habitable -concepto subjetivo donde los haya- Kepler-186f podría estar directamente fuera de la misma). El equipo de Kepler ha usado los datos de telescopios terrestres (Keck II y Gémini Norte) para estudiar el campo estelar alrededor de Kepler-186 y descartar posibles fuentes de ruido en la señal del tránsito.
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Comparación entre Kepler-186f y la Tierra y sus respectivos sistemas (NASA/Ames/JPL-Caltech/T. Pyle).
Kepler-186f forma parte de un sistema con otros cuatro planetas como mínimo, situados todos ellos más cerca de la estrella y que ya habían sido descubiertos con anterioridad. Vale la pena mencionar que además todos son planetas con un tamaño inferior a 1,5 veces el terrestre. Es decir, se trata de otro sistema planetario compacto similar a otros detectados por Kepler.
Kepler-186f puede que no sea la primera exotierra, pero bien podría ser el primer ‘exomarte’. En cualquier caso es un mundo rocoso en la zona habitable de su estrella. Y hasta anteayer desconocíamos su existencia. ¿No es fascinante?

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