La sonda MESSENGER descubre hielo en Mercurio… otra vez

Parece mentira, pero en el planeta más cercano al sol es posible encontrar depósitos de hielo de agua. Pero es normal, porque se lleva hablando del hielo de los polos de Mercurio desde hace décadas. O más concretamente, desde que en 1974 la sonda Mariner 10 pasó por este planeta y descubrió la existencia de cráteres en cuyo fondo podía acumularse el hielo procedente de impactos cometarios aprovechando que se encuentran en sombra permanente. En 1991 las observaciones de radar usando el radiotelescopio de Arecibo nos proporcionaron pruebas directas de que los cráteres polares de Mercurio podían contener, efectivamente, hielo.
Kandinsky_Geology1_SpaceForensics
Imagen del fondo del cráter Kandinsky, cerca del polo norte de Mercurio (NASA/MESSENGER).
No obstante, la evidencia seguía siendo circunstancial. Otras sustancias, como el azufre, también son capaces de ofrecer firmas de radar semejantes. Por eso las esperanzas de desvelar el misterio del hielo mercuriano recayeron en la sonda MESSENGER de la NASA, la primera sonda espacial en orbitar el planeta más pequeño del sistema solar. Y, por fin, en 2012, la MESSENGER confirmó la existencia de hielo en los polos de Mercurio… o algo así. En realidad, la sonda no pudo ver directamente el hielo, sino que infirió su presencia a partir de la reflectividad del terreno al iluminarse con el altímetro láser MLA. Estos resultados, combinados con los perfiles de elevación del terreno y los datos del detector de neutrones, apuntaban a que el hielo en Mercurio era real.
Pero claro, una cosa es deducir la existencia de hielo y otra muy distinta es verlo. El año pasado la sonda obtuvo imágenes usando la cámara WAC (Wide Angle Camera) de los cráteres Kandinsky y Prokofiev, situados en las zonas árticas de Mercurio. Kandinsky y Prokofiev son dos de los cráteres que se hallan en sombra permanente, así que se trataba de objetivos prioritarios de cara a confirmar la presencia de hielo. Aunque los rayos del sol no llegan directamente al fondo de los cráteres, cierta cantidad de luz logra alcanzar esta zona a través de múltiples reflexiones. Esta luz tenue puede iluminar el fondo del cráter y, si procesamos adecuadamente la imagen, seremos capaces de verlo.
Prokofiev_Geology2
Fondo del cráter Prokofiev, en sombra permanente. En amarillo, los supuestos depósitos de hielo descubiertos por Arecibo (NASA/MESSENGER).
El caso es que el análisis de estas imágenes, que se hizo público ayer, es consistente con la presencia de depósitos de hielo (vamos, que la reflectividad del regolito es mayor de la que cabría esperar para un suelo árido)… pero que nadie se espere ver glaciares en Mercurio. El hielo, al igual que en los polos de nuestra Luna, se encuentra en algunos casos mezclado con regolito en la superficie, mientras que en otros parece hallarse bajo depósitos oscuros de naturaleza desconocida que los investigadores suponen son sustancias orgánicas. Estos depósitos de materia orgánica y hielo ya fueron descubiertos en 2012 con el altímetro láser, pero ahora también se ha confirmado su existencia. Las sustancias orgánicas ‘protegen’ el hielo de la sublimación, permitiendo la presencia de depósitos en los fondos de algunos cráteres cuya temperatura en teoría debería ser incompatible con su existencia, como es el caso del cráter Berlioz (sí, en Mercurio los cráteres llevan nombres de escritores y artistas).
Berlioz_Geology2
Depósitos oscuros en el fondo del cráter Berlioz. En amarillo, las zonas de hielo detectadas por Arecibo. En rojo, la región de sombra permanente (NASA/MESSENGER).
Tanto las imágenes de los depósitos de hielo mezclado con regolito como las imágenes de las zonas oscuras indican que estas formaciones son geológicamente muy jóvenes. En el primer caso, los depósitos de hielo parecen hallarse sobre cráteres recientes, mientras que en el segundo caso el borde nítido de las zonas es una evidencia de su juventud. De ser así, el hielo de Mercurio habría llegado recientemente a este planeta, aunque también cabe la opción de que se renueve periódicamente mediante impactos cometarios.
Además de darnos pistas sobre la historia de Mercurio, no cabe duda de que estos depósitos de hielo serán un recurso fundamental si alguna vez establecemos una base en este pequeño mundo.

Comentarios

Entradas populares