Finalizó la tercera misión del misterioso X-37B

Después de 22 meses en el espacio, el X-37B OTV-3 aterrizó el 17 de octubre de 2014 a las 16:25 UTC en la Base Aérea de Vandenberg, California. Finaliza así la tercera misión de uno de los vehículos militares más misterioso que posee el Pentágono. Y es que aunque los detalles del X-37B no son precisamente alto secreto, su carga útil y su misión son un completo rompecabezas para la comunidad internacional. En cualquier caso, el X-37B es actualmente la única nave espacial reutilizable en servicio. La órbita del aparato antes del aterrizaje era de 273 x 275 kilómetros y 43,24º de inclinación.
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Aterrizaje del OTV-3 en Vandenberg (Boeing).
El primer ejemplar del X-37B, la misión OTV-1 (Orbital Test Vehicle), despegó el 22 de abril de 2010 y permaneció 224 días en órbita, hasta el 3 de diciembre de 2010. El 5 de marzo de 2011 partió el OTV-2, que aterrizó el 16 de junio de 2012, tras pasar 468 días y 13 horas en órbita. El OTV-3 alcanzó el espacio el 11 de diciembre de 2011. A pesar de su nombre, el OTV-3 es en realidad la misma nave empleada en la OTV-1, así que este vehículo ya acumula más de dos años de permanencia en el espacio.
El X-37B OTV-3 tras aterrizar (Boeing).
El X-37B OTV-3 tras aterrizar (Boeing).
El programa X-37 fue creado en 1999 por la NASA para desarrollar una pequeña nave reutilizable que sería lanzada por el transbordador espacial (luego se decidió usar un cohete Delta II y, finalmente, un Atlas V). Dentro del programa se construyó el prototipo para pruebas atmosféricas X-40A, que estuvo operativo entre 1998 y 2001. En 2004 la agencia militar DARPA se hizo cargo del programa por sorpresa y en 2006 pasó bajo control de la USAF. La masa exacta al lanzamiento del X-37B es secreta, pero se sabe que ronda las cinco toneladas. Sus dimensiones son de 8,9 x 2,9 metros, con una envergadura alar de 4,5 metros. Emplea un sistema de propulsión monopropelente a base de hidrazina con unas características desconocidas. El X-37B ha sido construido por la división Phantom Works de Boeing.
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Tamaño del X-37B comparado con el transbordador espacial y el X-37C, una versión tripulada propuesta por Boeing (Boeing).
El OTV-3 tras aterrizar (Boeing).
El OTV-3 tras aterrizar (Boeing).
Nadie sabe exactamente para qué sirve el X-37B. Casi todas las misiones que han sugerido algunos analistas (ELINT, inspección de otros satélites, sistema de lanzamiento de satélites, bombardero espacial, etc.) o bien simplemente no tienen sentido, o bien podrían llevarse a cabo con sistemas más sencillos y económicos (cápsulas, satélites dedicados, etc). El hecho de poseer alas hace del X-37B una hermosa máquina, pero a costa de reducir su carga útil, cualquiera que sea. Y no, no puede llevar personas, a menos que la USAF haya inventado una forma para reducir de tamaño a los soldados. No obstante, independientemente de su misión, lo cierto es que estamos ante un sistema operativo. Y buena prueba de ello es el reciente anuncio de que Boeing se utilizará los edificios OPF-1 y OPF-2 (Orbiter Processing Facility) del Centro Espacial Kennedy para preparar los vehículos OTV antes y después de cada misión espacial (hasta 2011 los OPF eran usados para las misiones del shuttle).
Quizás el objetivo del X-37B sea precisamente el declarado desde un principio, es decir, probar el comportamiento de diversas cargas útiles y tecnologías militares en el espacio, aunque incluso en este caso no están nada claros los beneficios de la reutilización. Lo único que sabemos con certeza es que ésta no ha sido la última misión del ‘primo pequeño y malo’ del transbordador espacial.
El OTV-3 tras aterrizar (Boeing).
El OTV-3 tras aterrizar (Boeing).

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