Las misteriosas manchas blancas de Ceres

Por el momento son el mayor misterio que guarda Ceres. Aparecían en las primeras imágenes del planeta enano obtenidas por el telescopio espacial Hubble, así como en las primeras fotografías captadas por la sonda Dawn durante la fase de aproximación el pasado enero. Poco a poco hemos podido verlas con mayor resolución, pero ahora que Dawn se encuentra en órbita alrededor de Ceres somos capaces de contemplar las extrañas manchas blancas como nunca antes:
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La Gran Mancha Blanca de Ceres está formada por manchas más pequeñas (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
Desde febrero, gracias a las imágenes tomadas cuando la sonda se encontraba a 46 000 kilómetros de distancia, sabemos que la ‘Gran Mancha Blanca’ de Ceres está formada por dos manchas menores. Pero donde antes se distinguían únicamente dos manchas, ahora vemos un conjunto de manchas de todos los tamaños en el fondo de un cráter.
Detalle de la gran Mancha Blanca de Ceres (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
Detalle de la gran Mancha Blanca de Ceres (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
¿Qué son estas manchas? Teniendo en cuenta que el interior de Ceres es rico en hielo de agua, lo lógico es pensar que estas manchas son depósitos de hielo de oxidano. Podría ser, pero antes de precipitarnos debemos tener en cuenta dos cosas. Primero, que el hielo puro no es estable en la superficie de Ceres. A pesar de que se encuentra más allá de la órbita de Marte, la temperatura superficial del asteroide no permite la existencia de hielo. Si las manchas están hechas de esta sustancia, entonces deberían desaparecer dentro de un tiempo al sublimarse el hielo lenta pero inexorablemente. En cualquier caso, el hielo podría haber llegado a la superficie mediante impactos de asteroides si, como se sospecha, la corteza de Ceres es rica en este material y está cubierta por una capa de sustancias orgánicas oscuras (lo más probable es que el hielo y las sustancias orgánicas estén mezclados). Otra posibilidad mucho más fascinante es que existan mecanismos de criovulcanismo en este mundo que lleven agua pura desde el interior hasta la superficie.
Rotación de Ceres vista por Dawn el 4 de mayo con una resolución de 1,3 kilómetros por píxel (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
El segundo factor a tener en cuenta es que Ceres es muy oscuro. Las manchas parecen hielo y son brillantes sí, pero lo son sobre todo por contraste. El albedo de Ceres es de solo el 9% (el 12% del albedo terrestre), así que las manchas bien podrían ser depósitos de otras sustancias menos oscuras, como por ejemplo sales. Frente a lo que pudiera parecer, esta última hipótesis también sería apasionante, porque solamente el criovulcanismo sería capaz de explicar la existencia de grandes depósitos de sales en la superficie. No en vano, si el agua del supuesto manto líquido de Ceres alcanza -ahora o en el pasado- la superficie, podría haber dejado tras de sí depósitos de sales al sublimarse el hielo. Por supuesto, y es lo más probable, la respuesta también podría ser algo completamente inesperado. Aparte de la Gran Mancha Blanca, existen otras manchas albinas más pequeñas repartidas por el asteroide, así que habrá que dar con una hipótesis que logre explicar todas estas curiosas regiones.
Ceres visto por Dawn desde RC3 el 24-25 de abril ().
Ceres visto por Dawn desde RC3 el 24-26 de abril (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
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Órbitas planeadas de Dawn alrededor de Ceres (NASA/JPL).
En las mismas imágenes se aprecia lo que parecen ser fosas tectónicas lineales, quizá resultado de los procesos de contracción y expansión de la corteza de Ceres en el pasado, además de montañas y otras características que darán mucho que hablar en los próximos meses.
La sonda Dawn fue capturada por la gravedad de Ceres el 6 de marzo y el 14 de abril alcanzó la primera órbita alrededor del planeta enano, denominada RC3 (Rotation Characterization 3), situada a 13600 kilómetros de altura con un periodo de 15 días. El 23 de abril los motores iónicos a base de xenón se apagaron una vez la órbita de la sonda tuvo los parámetros esperados. Salvo fallos del sistema de propulsión y pequeños periodos de tiempo para tomar imágenes o comunicarse con la Tierra, era la primera vez que los motores dejaban de hacer su trabajo desde la sonda abandonó el asteroide Vesta. Finalmente la altura de la órbita RC3 ha sido de 100 kilómetros más elevada de lo planeado en un principio para dar cuenta de las discrepancias con respecto a la distribución de masas en el interior de Ceres. Ese mismo día la sonda experimentó un fallo que provocó que entrase en ‘modo seguro’ (el control de la misión se olvidó de transmitir un archivo a la nave), pero 24 horas más tarde el problema ya estaba solucionado.
El pasado día 9 de mayo la sonda abandonó la órbita RC3 para dirigirse lentamente hacia la órbita de estudio (survey) situada a 4900 kilómetros de altura y con un periodo de 75 horas. Dawn llegará a esta órbita el 6 de junio y desde allí será capaz de obtener imágenes con una resolución de 410 metros por píxel. No cabe duda de que el mes que viene volveremos a tener noticias de las manchas blancas de Ceres.
Imagen de Ceres del 4 de mayo desde 13600 kilómetros (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).
Imagen de Ceres del 4 de mayo desde 13600 kilómetros (NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA).

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