Proyecto Upward: cuando la NASA quiso mandar un satélite espía a la Luna

Finales de los años sesenta. Una nave Apolo tripulada orbita alrededor de la Luna con tres astronautas en su interior. No es una nave convencional, ya que en su extremo se halla un sistema avanzado de cámaras capaz de fotografiar la superficie de nuestro satélite en alta resolución. ¿El objetivo? La búsqueda de lugares adecuados para los primeros alunizajes tripulados. En principio, una misión completamente normal. Sin embargo, lo que la mayor parte del mundo desconoce es que el sistema de cámaras es en realidad una copia del ultrasecreto satélite espía Gambit.
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Una nave Apolo con un módulo SCV de un satélite espía Gambit 3 en la órbita lunar (Giuseppe de Chiara).
Obviamente, esta escena es simple ficción. Ninguna misión Apolo fue lanzada al espacio acoplada a un satélite espía, pero lo interesante del caso es que estuvo a punto de hacerlo. La mera existencia del Proyecto Upward, como fue conocido este rocambolesco concepto, fue alto secreto hasta hace pocos años y no ha sido hasta el pasado agosto cuando hemos podido conocer la mayor parte de detalles asociados al programa.
La idea de lanzar un satélite espía hacia nuestro satélite surgió en 1962, apenas un año después de que el presidente Kennedy convirtiese la Luna en el destino prioritario del programa espacial tripulado estadounidense. Pero por entonces apenas sabíamos nada de nuestro satélite. La resolución de las imágenes tomadas desde los observatorios terrestres era claramente insuficiente para determinar qué lugares serían los más adecuados para un alunizaje seguro. La NASA planeaba lanzar una serie de sondas automáticas -posteriormente conocidas como Lunar Orbiter- precisamente con el objetivo de cartografiar la Luna en detalle, pero en 1962 nadie sabía si estas naves tendrían la resolución necesaria para levantar un mapa lo suficiente preciso para identificar los lugares de aterrizaje del Apolo.
Ese mismo año la por entonces secretísima agencia NRO (National Reconnaissance Office) ofreció a la NASA usar el aún más secreto satélite espía Gambit para usarlo en varias misiones Apolo con el fin de asegurar que un astronauta norteamericano pusiese el pie en la Luna antes de 1970. Evidentemente, resultaba más barato usar un sistema óptico ya desarrollado que crear uno desde cero. En principio el programa se denominó Elba y poco después recibió el nombre de Upward. El programa siguió adelante, pero al tratarse de un proyecto clasificado fue necesario buscarle un nombre ‘público’ que no revelase ningún tipo de conexión con los satélites Gambit. En 1966 el programa saltó a la luz pública comoApollo LM&SS (Lunar Mapping and Survey System).
En un principio el Proyecto Upward pretendía instalar en el módulo de servicio de la nave CSM Apolo una cámara KH-6 o una KH-7. La cámara fotografiaría la superficie lunar desde la órbita durante cuatro días y durante el viaje de vuelta a la Tierra el piloto del módulo de mando realizaría un paseo espacial para recoger la película fotográfica e introducirla en la cápsula. La cámara KH-6 era el sistema óptico del satélite espía Lanyard, mientras que la KH-7 correspondía al Gambit 1. Los primeros satélites de la serie Lanyard y la Gambit 1 despegaron en 1963, pero la NRO decidió cancelar el programa Lanyard después de unas pocas misiones en favor del Gambit. Ambas series eran a su vez una versión mejorada de la serie Corona, la primera familia de satélites espías que debutó en 1959.
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La cámara KH-7 en el interior de la SIM Bay del módulo de servicio del CSM Apolo (NRO).
En abril de 1965 la NASA eligió la cámara KH-7 de Kodak, pero a principios de 1966 el Proyecto Upward había evolucionado significativamente. En vez de incluir una cámara, la NASA se mostró partidaria de utilizar toda la óptica del Gambit para sacarle el mayor provecho posible a la misión. Puesto que la óptica del satélite espía no cabía en el módulo de servicio del Apolo, se decidió usar un satélite Gambit completo -sin la sección de propulsión- y acoplarlo a la parte frontal de la nave Apolo. Durante el lanzamiento el satélite estaría situado bajo el CSM en el cohete Saturno V. Una vez en órbita la tripulación del Apolo realizaría la ‘maniobra de transposición’ para acoplarse con él. Es decir, la misma técnica usada para acoplarse con el módulo lunar. De esta forma los astronautas podrían acceder a la sección presurizada del Gambit a través de la escotilla frontal del módulo de mando para retirar la película fotográfica y traerla a la Tierra sin necesidad de realizar un paseo espacial.
La sección del Gambit usada en el Proyecto Upward recibía el nombre de OCV (Orbital Control Vehicle), con unas dimensiones de 5,5 metros de largo y 1,5 metros de diámetro. El OCV, de 2085 kg, sería abandonado en órbita lunar después de cada misión y, al igual que sucedió con la etapa superior de los módulos lunares, terminaría por impactar contra la Luna. Tras varios debates, la NASA y la NRO acordaron usar el OCV de la serie Gambit 3 -que llevaba la cámara KH-8- en vez del OCV del Gambit 1, aunque se decidió seguir usando la cámara KH-7.
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Configuración de la nave Apolo LM&SS (Giuseppe de Chiara).
La cámara KH-7 realizaría fotografías de la Luna desde una apertura lateral en el OCV. Al no existir atmósfera, la nave Apolo sería capaz de describir órbitas con una altura de apenas ocho kilómetros de altura, logrando una resolución de 15 centímetros. Para que nos hagamos una idea de lo que significa esta resolución debemos tener en cuenta que la sonda LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter) que actualmente se encuentra en órbita lunar solamente es capaz de alcanzar una resolución de 40 centímetros gracias a su cámara LROC. La misión LM&SS tendría una duración de 35 días, 28 de ellos en una órbita lunar polar, permitiendo así fotografiar casi toda la superficie de nuestro satélite.
La NASA ordenó la construcción de cinco unidades OCV con un coste total de 48,5 millones de dólares y pronto dio comienzo la fabricación del primer módulo. Si todo iba bien, la primera misión Apolo LM&SS tendría lugar en septiembre de 1968. Sin embargo, en diciembre de 1966 la NASA se echó atrás. Las imágenes de las sondas Lunar Orbiter demostraron ser mejores de lo esperado y la agencia espacial consideró que la misión LM&SS ya no era necesaria para determinar los lugares de las primeras misiones de alunizaje, aunque se mantuvo la opción de enviar una nave Apolo LM&SS dentro del marco de las misiones Apolo de tipo I. A principios de 1967 las misiones LM&SS -y con ellas el Proyecto Upward- fueron derivadas al programa AAP (Apollo Applications Program), una especie de cajón de sastre de la NASA donde se juntaban misiones a la Luna, en la órbita baja terrestre y a la estación espacial Skylab.
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Corte esquemático de la nave Apolo LM&SS (Giuseppe de Chiara).
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Detalles de la óptica de la cámara KH-7 del Proyecto Upward (NRO).
El golpe de gracia del Proyecto Upward tuvo lugar cuando la NASA decidió optar por cámaras más sencillas situadas en el módulo de servicio de la nave Apolo. Esta configuración -que volaría en las misiones J (Apolo 15, 16 y 17)- era, paradójicamente, casi idéntica al diseño original del Proyecto Upward. De este modo la NASA se podía ahorrar un Saturno V justo cuando ya era evidente que el el Congreso iba a cerrar la línea de producción de este potente lanzador.
No obstante, la relación entre satélites espías y las misiones Apolo no terminaría aquí, ya que las misiones J usaron las cámaras DISIC (Dual-Integrated-Stellar-Index Camera) de Fairchild, empleadas en los satélites Corona entre 1967 y 1969 como cámaras de contexto de baja resolución (las misiones J también usaban una cámara panorámica KA-80A basada en una serie empleada en aviones de reconocimiento).
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El CSM del Apolo 15 Endeavour en órbita lunar. Se aprecia las cámaras y otros equipos situados en el módulo de servicio (SIM Bay) (NASA).
Curiosamente, la NASA intentó mantener vivo el Proyecto Upward y a comienzos de 1967 anunció su intención de lanzar una misión similar a la LM&SS… ¡pero en órbita terrestre! La intención de la NASA era cartografiar la Tierra con una resolución de 0,6 a 1,2 metros. Lógicamente, los servicios de inteligencia norteamericanos pusieron inmediatamente el grito en el cielo. Lanzar una misión civil con un satélite espía secreto para obtener imágenes que hasta el momento sólo estaban a disposición de los militares no parecía ser una buena idea para hacer amigos en el Pentágono. Además la iniciativa violaba un acuerdo secreto firmado entre la NASA y los organismos de inteligencia por el cual la agencia civil se comprometía a no realizar imágenes de la Tierra con una resolución superior a los 18 metros.
La misión fue designada informalmente AAP-1A y volaría después de la AAP-2, la primera misión tripulada al Skylab, mediante un cohete Saturno IB. Al mismo tiempo, General Electric ofreció a la NASA llevar a cabo una misión similar, pero con el OCV del Gambit 1 y una resolución inferior, una iniciativa conocida como Percheron. Finalmente sucedió lo inevitable y el Proyecto Upward fue cancelado el 25 de julio de 1967 sin que la mayoría de mortales hubiese conocido su existencia. Para entonces, las cinco unidades OCV estaban casi completas. De haber seguido la historia un curso distinto quizás la misión Apolo 8 habría llevado un satélite espía Gambit en su misión a la órbita lunar en diciembre de 1968.
Como epílogo a esta historia secreta del programa Apolo conviene recordar que, finalmente, la cámara de un satélite espía norteamericano sí que logró alcanzar la Luna. A principios de los años 60 la NRO sacó adelante la serie de satélites espías experimentales Samos. Los Samos debían superar el principal inconveniente de los satélites Corona, que no era otro que la dependencia de cápsulas para enviar la película fotográfica desde la órbita. La serie Samos utilizaba película fotográfica, pero ésta era revelada (gracias a un proceso especial que usaba pocos líquidos), escaneada y transmitida digitalmente a tierra. El invento no salió como estaba previsto y la NRO canceló el programa. Sin embargo, en el verano de 1963 la empresa Kodak recibió el permiso de la NRO para usar una cámara modificada E-1 del proyecto Samos en las sondas Lunar Orbiter. Puesto que estas sondas serían las encargadas de transmitir las imágenes que permitieron la selección de los primeros lugares de alunizaje de las misiones Apolo, podemos decir que, en cierta forma, el Proyecto Upward logró su objetivo.

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