Los planes de Rusia en el espacio para la próxima década
La agencia espacial rusa Roscosmos está perfilando su estrategia para el periodo que va de 2016 a 2025 y más vale agarrarse porque vienen curvas. La última versión de los planes de Rusia en el espacio refleja claramente la crisis por la que está pasando la economía del país por culpa de la política de sanciones internacionales y los bajos precios del petróleo. De entrada, la novedad más significativa es que Rusia renuncia a construir un cohete pesado para vuelos tripulados a la Luna.
La cancelación del proyecto de lanzador pesado se veía venir, pero es resultado directo de la reducción del presupuesto de Roscosmos para los próximos diez años. Por culpa de la crisis, la agencia espacial rusa contará con unos dos mil millones de rublos para llevar a cabo el Programa Espacial Federal (FKP) de 2016a 2025 en vez de los 2800 millones previstos. Una reducción más que considerable. En vez del lanzador pesado, Roscosmos opta por desarrollar una nueva versión del cohete Angará denominada Angará A5V. Este nuevo lanzador estará basado en el Angará A5, pero, además de otras modificaciones, usará una etapa superior criogénica en vez de la URM-2 de la versión convencional. De esta forma será capaz de situar hasta 37 toneladas en órbita baja frente a las 25 toneladas del A5 y, a diferencia de su hermano menor, solamente despegará desde el futuro cosmódromo de Vostochni. El Angará A5V es muy similar a otras versiones antiguas del Angará propuestas en el pasado, como es el caso del A7, y su desarrollo implica que se construirá una tercera rampa de lanzamiento en Vostochni, además de las correspondientes al Soyuz-2 (en construcción) y la del Angará A5/A5P (aunque no se puede descartar una cuarta rampa para el cohete reutilizable MRKN).
Como novedad, el Angará A5V será desarrollado conjuntamente entre las empresas Khrúnichev y Energía. Toda una declaración de intenciones teniendo en cuenta que Energía lleva años proponiendo desarrollar un lanzador pesado propio. Es de imaginar que el proyecto de cohete Energía-K termina aquí y ahora su corta andadura. Otras novedades con respecto a los lanzadores rusos es que la etapa superior Briz-M dejará de emplearse en 2025 coincidiendo con el cese de los vuelos del cohete Protón, puesto que el Angará A5 pasará a usar la etapa superior criogénica KVTK. La etapa Fregat, empleada en el Soyuz, será sustituida a principios de la próxima década por una versión avanzada denominada RBML.
Por otro lado, la nave tripulada PTK-NP sigue adelante según los plazos que conocimos el año pasado. El primer vuelo no tripulado del vehículo tendrá lugar en 2021, mientras que el primer acoplamiento con la ISS se producirá en 2023, aunque también será una misión no tripulada. Habrá que esperar a 2024 para ver el primer vuelo de la PTK-NP con astronautas en una misión en la que se acoplará a la ISS. Y, hablando de la estación espacial internacional, recordemos que Rusia seguirá en el proyecto hasta 2024, pero a partir de esa fecha separará los módulos más nuevos del segmento ruso para crear su propia estación independiente.
Según una previsión más que optimista, los futuros módulos rusos llegarán a la ISS de acuerdo con la siguiente secuencia: en 2017 despegará finalmente el módulo Nauka (MLM), seguido en 2018 del nodo Prichal (UM) y en 2019 del módulo energético NEM -esta última fecha es altamente improbable-, mientras que en 2024 se lanzará una pequeña esclusa tipo Pirs para permitir actividades extravehiculares en la nueva estación. Eso sí, la fecha de lanzamiento del módulo inflable de Energía sigue en el aire, así como su financiación. Roscosmos también planea reducir a partir de 2016 el número anual de lanzamiento de naves de carga Progress a tres en vez de los cuatro actuales (se llegó a alcanzar los cinco o seis lanzamientos anuales en 2010-2012) como resultado del mayor número de lanzamientos de naves de carga estadounidenses.
A partir de 2025 Rusia planea mantener en servicio su estación espacial propia, pero no descarta unir fuerzas con los países BRICS (China, India y Brasil) para crear una nueva estación espacial o llevar a cabo programas de cooperación entre los distintos países. Tampoco renuncia a realizar vuelos tripulados alrededor de la Luna usando la PTK-NP alrededor de 2030, para lo cual serán necesarios dos lanzamientos del nuevo Angará A5V (antes estaba previsto usar un único lanzamiento del superlanzador). También se mantienen los planes para el desarrollo de un remolcador orbital -nuclear o solar- como soporte de los vuelos tripulados a la Luna a finales de la próxima década.
En cuanto al programa científico, Roscosmos continúa con su programa de sondas Luna y con los observatorios astronómicos Spektr-RG, que será lanzado en 2017, y Spektr-UV, que despegará en 2021 (aunque los problemas a los que se enfrenta este último proyecto son bastante graves). Lamentablemente se han cancelado otros proyectos muy interesantes, como es el caso de los observatorios Spektr-M (Milimetrón) y Gamma-400, así como la sonda de retorno de muestras lunares Luna-Grunt (Luna 28) y el satélite para experimentos en microgravedad Vozvrat-MKA. También se cancela la serie de satélites de comunicaciones Luch-NP y algunos satélites de observación de la Tierra de las series Kanopus-V y Kanopus-VM, así como de una unidad de la familia de satélites Resurs-P.
En general, las decisiones de Roscosmos reflejan la nueva realidad económica del país, aunque, en el caso concreto de la cancelación del lanzador pesado, no solo era una decisión esperada, sino que se trataba de simple sentido común. Por lo demás, esperen novedades, porque en estos tiempos turbulentos se puede esperar casi cualquier cosa.
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