Rusia retrasa su programa de exploración lunar (otra vez)
Se veía venir, porque las fechas no eran nada realistas, pero ahora la agencia espacial rusa Roscosmos ha confirmado que retrasa tres años su programa automático de exploración lunar. La sonda Luna 25 (Luna-Glob) será lanzada en 2019 en vez de 2016. Previamente el lanzamiento estaba previsto para 2015, aunque ya desde hace un año se escuchaban rumores de que no podría despegar antes de 2017. Igualmente el resto de sondas lunares sufren retrasos: Luna 26 (Luna-Resurs) se retrasa de 2018 a 2021 y Luna 27 (Luna-Resurs 2) de 2019 a 2023.
De paso, la sonda a Marte Fobos-Grunt 2/Bumerang no será lanzada hasta 2024 como muy pronto. La causa de los retrasos hay que buscarla en la sobrecarga de trabajo de la empresa NPO Lávochkin, a cargo de la construcción de todas las sondas espaciales rusas. Lávochkin ha decidido concentrarse en la misión ruso-europea ExoMars 2018, una sonda que pretende situar un rover en la superficie de Marte. Rusia corre a cargo del diseño de la crítica fase de descenso, así que es normal que los -escasos- recursos de esta empresa se hayan destinado ahora al programa ExoMars. De hecho, los rumores apuntan a que la agencia espacial europea (ESA) está presionando duramente a Lávochkin para que se dedique en exclusiva a ExoMars 2018, una misión que por otra parte tiene toda la pinta de que será retrasada hasta 2020. Además de estos proyectos, Lávochkin participa en múltiples programas científicos como el telescopio de rayos X Spektr-RG, que será lanzado en 2017, el telescopio ultravioleta Spektr-UV/WSO, previsto para 2020, o el observatorio Milimetron/Spektr-M. Rusia está buscando también participar de alguna forma en la misión europea JUICE a Júpiter, bien sea con instrumentos o con una sonda adicional (Laplace). En definitiva, mucho trabajo para tan poco presupuesto.
En los últimos años el programa ruso de exploración lunar ha dado tantos bandazos que es fácil perder la cuenta de todas las misiones previstas. Y eso por no hablar de los nombres de las sondas, que han cambiado en mil ocasiones para mayor confusión del personal. En un principio India debía haber participado en la misión Luna 27 dentro del programa Chandrayaan 2, razón por la cual la Luna 27 debía llevar un pequeño rover indio. No obstante, estos planes se cancelaron después de la retirada de la agencia espacial india ISRO del proyecto (pese a todo, Rusia e India siguen negociando posibles acuerdos de cooperación espacial, así que todavía podemos llevarnos alguna sorpresa).
Roscosmos confía ahora en que la ESA participe en las misiones Luna 25, 26 y 27. En concreto, la ESA podría suministrar varios instrumentos de la Luna 27, incluyendo un taladro basado en el del rover ExoMars 2018. La participación europea en las misiones Luna sería el primer paso para una colaboración más ambiciosa en sondas lunares de nueva generación. Lamentablemente, el clima actual de las relaciones políticas entre Rusia y la Unión Europea no son precisamente las más favorables que uno pudiera imaginar. Para aclarar un poco este confuso panorama vale la pena repasar cuáles serán las futuras sondas lunares rusas:
Luna 25 Glob (Luna-Glob): sonda experimental para probar los sistemas de la nueva generación de vehículos lunares rusos. Despegará en 2019 mediante un cohete Soyuz-2-1A/Fregat y aterrizará pocos días después en el polo sur de la Luna. Llevará 20 kg de instrumentos científicos, incluyendo un detector de neutrones para estudiar la distribución de hielo subterráneo, cámaras y un sistema para analizar muestras lunares. Se espera que funcione durante un año gracias a la iluminación permanente que existe en algunas regiones australes de la Luna, ya que la sonda no incorpora ningún RTG. Llevará un brazo robot capaz de recoger partículas de regolito lunar dentro de un radio de 1,5 metros de distancia de la sonda. Durante su misión se analizarán unas 30 muestras lunares.
Luna 26 Resurs (Luna-Resurs OA): orbitador lunar que será lanzado en 2021 mediante un Soyuz-2-1A/Fregat. Estudiará nuestro satélite gracias a 120 kg de instrumentos científicos. Estará situado en una órbita de 100 x 150 kilómetros de altura durante los dos primeros años de misión, aunque descenderá regularmente hasta los 50 kilómetros. Está previsto que su misión primaria dure unos tres años. Entre los instrumentos se incluyen una cámara estéreo (SLSTK), un detector de neutrones y rayos gamma (LGNS), un espectrómetro infrarrojo (LUMIS), un espectrómetro ultravioleta (LEVUS), un radar (LRK-L), un magnetómetro (LPMS-LG), detectores de partículas del viento solar (BMSW-LG, ASPECT-L y LINA), un detector de rayos cósmicos (LORD) y un sensor de polvo lunar (METEOR-L).
Luna 27 Resurs (Luna-Resurs PA): versión mejorada de la Luna 25 que será lanzada en 2023 y alunizará en el polo sur lunar con una precisión de unos tres kilómetros. Luna 27 llevará 50 kg de instrumentos científicos. Si todo va bien, llevaría un taladro europeo capaz de perforar hasta dos metros de profundidad. Estaba previsto que esta sonda llevase un pequeño rover indio, pero finalmente no será así, aunque no se descarta que pueda incorporar uno de fabricación rusa.
Estas tres misiones son las que han sido aprobadas por Roscosmos de forma oficial, pero además Rusia planea lanzar en la próxima década otras dos sondas si el presupuesto lo permite. La primera sería la Luna 28 Grunt (Luna-Resurs 2 o Luna-Grunt), una sonda pesada de recogida de muestras del polo sur lunar. La siguiente sería la Luna 29, que usaría la misma etapa de descenso de la Luna 28 pero transportaría un Lunojod de nueva generación.
Está claro que la resurrección del programa ruso de exploración lunar va a necesitar más años de lo previsto, pero confiemos en que finalmente salga adelante. Para tal fin, Rusia necesita urgentemente aumentar los niveles de financiación y, de paso, alentar a otras empresas para que se sumen al esfuerzo y reduzcan así la carga de trabajo de NPO Lávochkin, actualmente saturada con demasiados proyectos a cual más ambicioso.
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