Las nubes del mar Ligeia de Titán

Fíjate en la siguiente imagen (Haz click para ver la animación):
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Un grupo de nubes deslizándose sobre la superficie de un lago. No parece nada especialmente impresionante, pero lo cierto es que sólo hay dos lugares en el Sistema Solar donde podemos disfrutar de semejante espectáculo. Obviamente, uno de ellos es la Tierra. El otro es Titán, la mayor luna de Saturno. Y eso que estás viendo no es la Tierra.
Lo que podemos ver es un grupo de nubes de metano desplazándose sobre la superficie del mar Ligeia, situado como todos los mares de Titán cerca del polo norte del satélite. Gracias a esta fascinante secuencia somos capaces de contemplar el dinamismo de la atmósfera titánica, ya que los vientos que empujan estas nubes deben soplar con una velocidad de entre 108 y 162 km/h. No está nada mal, sobre todo si tenemos en cuenta a ras de superficie los vientos son mucho más suaves. Tan suaves que las ‘olas’ que surgen en los mares y lagos de metano sólo tienen una altura de unos pocos centímetros a lo sumo. Estas impresionantes imágenes fueron obtenidas entre el 20 y el 22 de julio durante el último sobrevuelo de la luna por parte de la sonda Cassini.
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Zona del polo norte de Titán con los mares y las nubes (NASA/JPL).
Como todos sabemos, en Titán podemos encontrar lagos, nubes y lluvia de metano. Pero, en contra de lo que uno pudiera pensar, lo cierto es que las nubes son poco frecuentes en esta luna de Saturno (normalmente no cubren más de entre el 1% y el 8% de la superficie). ¿Por qué? Pues debido a las peculiaridades del ciclo del metano de Titán. Puesto que Saturno tarda treinta años más o menos en dar una vuelta al Sol, las estaciones en Titán tienen una duración de unos siete años y medio. En un principio se pensaba que el metano de los lagos se desplazaba completamente de polo a polo según los ciclos estacionales. Cuando es verano en el hemisferio sur, el metano se evapora en los lagos australes y se precipita en el hemisferio norte siguiendo un patrón de circulación dirigido por una célula Hadley global, formando los lagos de la zona. Esta teoría simple concordaba con los pocos lagos de gran tamaño en el hemisferio sur que pudo observar la Cassini cuando llegó al sistema de Saturno (sólo existe un gran lago en esta región: el Ontario Lacus). Hace una década era verano en el hemisferio sur, mientras que el hemisferio norte estaba sumido en la noche invernal. Y justamente fue en el hemisferio norte donde se descubrieron los grandes lagos de metano. Todo cuadraba.
Pero con el paso de los años hemos podido comprobar que esta teoría no es correcta, al menos no de forma precisa. Sí, los lagos del hemisferio sur han disminuido su volumen por la evaporación durante el verano, pero no de forma radical. Por otro lado, parece evidente que los mares del polo norte son una característica permanente, y no estacional, de Titán. De acuerdo con los nuevos modelos, la causa parece ser que los inviernos del hemisferio norte son más prolongados al coincidir con el afelio de la órbita de Saturno, creando una asimetría fundamental en el ciclo polar del metano.
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Nubes de metano en Titán. A: nubes en el hemisferio sur en 2004. B: nubes alargadas en latitudes medias del hemisferio sur en 2009. C: pequeñas nubes en diciembre de 2009 a 15º de latitud sur. D: nubes en el polo norte. E: nube tormentosa ecuatorial en forma de flecha en 2010. F: nubes ecuatoriales en 2010. (Turtle et al.).
Los modelos simples del ciclo del metano tampoco explicaban satisfactoriamente el paisaje de las latitudes medias de la luna. Estas regiones son tremendamente secas -en términos de humedad ‘metánica’, se entiende- y están cubiertas por oscuras dunas de sustancias orgánicas (Titán posee los mayores campos de dunas del Sistema Solar). Pero también abundan las formaciones causadas aparentemente por la acción de líquidos (supuestamente metano-etano). ¿Cómo se han formado entonces estas estructuras?
Según los nuevos modelos climáticos, la respuesta hay que buscarla en las tormentas gigantescas que se forman durante el equinoccio y que descargan cantidades torrenciales de metano en las regiones ecuatoriales, suficiente para excavar barrancos y torrenteras. Vamos, que en Titán llueve con poca frecuencia, pero cuando lo hace mejor tener un buen paraguas a mano. La sonda Cassini descubrió precisamente una de estas tormentas durante el equinoccio titánico, confirmando en parte los modelos mejorados del ciclo del metano. Pero para poder corroborar estos modelos los investigadores estaban esperando a que los mares del hemisferio norte estuviesen completamente iluminados durante la primavera. Teóricamente, deberían formarse nubes sobre los mares. Y eso es precisamente lo que acaba de observar la sonda Cassini. No es ni mucho menos la primera vez que la Cassini observa nubes en Titán, ni siquiera en el hemisferio norte, pero sí es la primera vez que podemos ver su evolución de forma tan clara. La aparición de este sistema nuboso sobre el mar Ligeia podría estar causada por la evaporación del metano, aunque ciertamente este punto está por confirmar.
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Nubes de metano en el hemisferio norte durante un periodo de 24 horas en septiembre de 2009 (Turtle et al.).
En definitiva, las nubes troposféricas en Titán son muy escasas. Antes de la llegada de la Cassini se pensaba que la atmósfera baja de Titán estaría dominada por capas y capas de nubes, pero estábamos equivocados. Titán sigue regalándonos sorpresas.

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