La guerra de los motores cohete entre EEUU y Rusia
¿Qué pasa cuando los motores de uno de tus cohetes más importantes se construyen en un país que tu gobierno considera hostil? Pues que tienes un problema. Y eso es lo que le pasa a los Estados Unidos con su lanzador Atlas V, que utiliza un motor RD-180 fabricado por la empresa rusa NPO Energomash. Hasta hace poco el origen extranjero del RD-180 no era un problema, a excepción de ciertas peleas puntuales sobre su precio. Pero, súbitamente, el conflicto de Ucrania ha vuelto a situar en el punto de mira esta dependencia. Aunque el Kremlin ha afirmado que por el momento no piensa suspender la entrega de estos motores, a nadie se le escapa de que esta podría ser una posibilidad muy real en un futuro cercano. ¿La solución? Pues crear un motor similar al RD-180, pero norteamericano.
Una iniciativa que no es en absoluto sencilla. El RD-180 es una pieza impresionante de ingeniería, resultado de las décadas de experiencia de la oficina de diseño de Valentín Glushkó en la construcción de todo tipo de motores cohete. Recordemos que este ingenio fue desarrollado a raíz de un acuerdo entre Energomash y Pratt and Whitney (actualmente Aerojet Rocketdyne) firmado en 1992 con el fin de propulsar los cohetes Atlas III y Atlas V. El RD-180 está basado en el RD-170/171, el motor de combustible líquido más potente jamás construido, usado para propulsar los cohetes Zenit y Energía. Al igual que el RD-171, el RD-180 es un motor de ciclo cerrado extremadamente eficiente que emplea queroseno y oxígeno líquido (kerolox). Y aquí es donde los EEUU se encuentran con el primer obstáculo a la hora de crear un sustituto nativo.
La elección del RD-180 para propulsar el Atlas V no fue únicamente una cuestión de dinero. Tras la cancelación del Saturno V los EEUU renunciaron al desarrollo de motores potentes de kerolox y desde entonces no han conseguido superar este desfase, y eso a pesar de lanzar periódicamente proyectos como el RS-84. Fabricar el RD-180 en los Estados Unidos -copiarlo, vamos- no es una opción porque la patente del motor no está en manos de los estadounidenses, sino de RD AMROSS, la empresa conjunta creada por Aerojet y NPO Energomash… y lógicamente la parte rusa jamás permitiría algo semejante.
Obviamente, la única posibilidad viable es que una empresa norteamericana cree un motor similar al RD-180 desde cero. Y ese momento parece que ha llegado. La empresa Blue Origin acaba de anunciar que va a construir el motor BE-4 en colaboración con ULA -la compañía que construye los cohetes Atlas V y Delta IV-como sustituto del RD-180. El BE-4 deberá realizar sus primeras pruebas en 2016 y estar listo para 2019. Eso sí, el BE-4 no es un gemelo del RD-180. Cada motor será de ciclo cerrado como el RD-180 y generará un empuje de unos 2,45 meganewton a nivel del mar, por lo que serían necesarias dos unidades para sustituir a su hermano ruso. Esto significa que dos BE-4 generarán un empuje superior al de un único RD-180 (cuyo empuje a nivel del mar es de 3,8 MN). Pero la diferencia principal es que, en vez de queroseno, el BE-4 quemará metano como combustible. El metano, recientemente también elegido por SpaceX para su motor Raptor (un motor que, por cierto, será cuatro veces más potente que el BE-4), es sin duda el combustible de moda, y eso a pesar de que sus ventajas frente al queroseno son mínimas.
Pero claro, el uso de metano implica que no se podrá sustituir el RD-180 en el Atlas V así por las buenas. Será necesario construir una nueva etapa alrededor del BE-4, lo que a todos los efectos implica que estaríamos ante un nuevo lanzador. ULA lleva años intentando unificar las líneas de producción del Atlas V y el Delta IV, pero los diferentes propergoles empleados son todo un desafío (el Delta IV usa hidrógeno y oxígeno líquidos). La introducción del BE-4 permitiría simplificar este proceso a costa de introducir un nuevo cohete.
Aunque aún es pronto para saber si la nueva criatura también sustituirá al Delta IV (que es mucho más caro que el Atlas V), este lanzador a base de metano podría ser conocido como Atlas VI. Pero la cosa no termina aquí. Blue Origin se ha echado la manta a la cabeza y ha propuesto crear un nuevo lanzador propio que usaría entre cuatro y seis motores BE-4 y que posiblemente esté en la misma categoría que el futuro Falcon Heavy de SpaceX. O sea, que será capaz de lanzar unas cincuenta toneladas a la órbita baja. Por el momento no se sabe nada más sobre este proyecto, pero por sus dimensiones debería despegar desde la rampa 39B del Centro Espacial Kennedy.
¿Logrará el BE-4 eliminar la dependencia de EEUU de los motores rusos(*)? Posiblemente sí. La cuestión es, ¿llegará a tiempo?
(*): además del RD-180, hay otro lanzador norteamericano que usa motores rusos. Efectivamente, el lanzador Antares de Orbital usa motores NK-33, pero este cohete, bastante más pequeño que el Atlas V, no se considera prioritario desde el punto de vista de la seguridad nacional de EEUU (y, llegado el caso, Aerojet sí que tiene la patente del NK-33 y podría construirlo en territorio estadounidense).
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