Cómo ponerse una escafandra Sókol
Todo cosmonauta que se suba a bordo de una nave Soyuz debe ponerse una escafandra Sókol (‘halcón’) para evitar una muerte segura en caso de despresurización de la cápsula. La astronauta italiana Samantha Cristoforetti ha ido publicando en Twitter varias fotografías mostrando algunos de los aspectos menos conocidos de este traje espacial, un proceso que no puede dejar indiferente a ningún espaciotrastornado.
Todo viaje espacial a la estación espacial internacional (ISS) comienza un año antes con una ceremonia un tanto especial en la planta de la empresa NPP Zvezdá situada en Tomilino (afueras de Moscú), encargada de fabricar todos los trajes espaciales soviéticos y rusos. El futuro cosmonauta debe meterse en una bañera donde varios desconocidos con bata le sujetan mientras otro vierte escayola dentro. El objetivo de esta maniobra es, obviamente, hacer un molde de su cuerpo para fabricar un asiento Kaxbek-U a medida (previamente el cosmonauta es pesado con una báscula que lleva en servicio desde 1961 y su uso es ya toda una tradición). Los asientos son personales e intransferibles y por eso se pueden desmontar. Así, en caso de necesidad, el asiento puede moverse de una Soyuz a otra, una práctica muy común hasta hace unos años.
Para hacer el moldes los operarios de Zvezdá deben apretar al cosmonauta para que el contacto de su espalda contra la base de la bañera a la hora de hacer el molde sea continuo y no se produzcan defectos, algo imprescindible para evitar alguna lesión durante el aterrizaje. Mientras, otro operario protege la cara del cosmonauta para que no le salpique la escayola. Una vez completado el molde, el cosmonauta lo prueba con una escafandra Sókol-KV2 para asegurarse de que, efectivamente, es correcto. Sólo entonces se procederá a la fabricación del asiento Kazbek-U personalizado.
Aproximadamente cuatro meses después el asiento estará listo y el cosmonauta deberá volver a probarlo, primero sin la escafandra -para asegurarse de que el contacto con la espalda es continuo- y luego con ella. El siguiente paso consiste en la determinación del centro de gravedad del cosmonauta con la escafandra, para lo cual se usa un asiento Kazbek especial suspendido de unos soportes. Este dato se pasará luego al grupo balístico de la empresa RKK Energía, fabricante de la nave Soyuz, para determinar el centro de gravedad de la cápsula. Este dato es de especial importancia a la hora de planificar la maniobra de reentrada del SA y la instalación de la torre de escape SAS.
A continuación el cosmonauta se somete a la primera prueba de presurización de la escafandra. Aunque el Sókol-KV2 parezca un traje espacial ligero y cómodo, las apariencias engañan. Como todos los trajes espaciales, una vez presurizados se infla considerablemente, dificultando los movimientos del cosmonauta, de ahí la importancia de estos entrenamientos. Pocos días antes del lanzamiento se volverá a probar el traje presurizado, aunque en esta ocasión para comprobar la estanqueidad de la escafandra. El traje es sometido a una sobrepresión de 0,4 atmósferas, ya que en caso de despresurización de la cápsula esta será la presión de trabajo de la escafandra (con oxígeno puro). El cosmonauta puede bajar la presión del traje hasta 0,27 atmósferas girando la válvula del pecho si quiere ganar más movilidad, aunque solamente durante cinco minutos para evitar problemas de descompresión. A diferencia de las escafandras para actividades extravehiuclares (EVAs), las Sókol están diseñadas para que el cosmonauta las use mientras está sentado en la nave. Por eso los cosmonautas caminan encorvados cuando tienen que andar con este traje (por no hablar de la incomodidad que produce llevar pañales).
El cosmonauta debe colocarse la escafandra en dos tiempos. Primero introduce sus piernas y, una vez sentado, pasa la cabeza por el anillo del sello del cuello. A continuación debe plegar las membranas de presión interiores y colocarlas a través de la apertura del pecho. Al terminar, se cierra la apertura pectoral mediante un lazo y luego se cubre con un protector con dos cremalleras. El cosmonauta se pone dos pares de guantes, unos interiores de tela para comodidad del usuario y el otro par exterior de presión. Los guantes deben ser de la talla adecuada y para evitar manchar las suelas y la parte inferior del traje se puede poner unas botas especiales durante el traslado hasta la rampa de lanzamiento.
Una vez presurizada, la escafandra se hincha tanto el cosmonauta tiene dificultades para mantener las manos dentro de los guantes y debe levantar la espalda ligeramente para conseguirlo. Del mismo modo, el torso inferior parece colgar de las rodillas, situadas en una posición superior en el asiento Kazbek-U para tolerar mejor las fuerzas g. La parte de atrás de las rodillas suele causar dolores y cortes de la circulación sanguínea a los cosmonautas que usan la escafandra presurizada durante mucho tiempo -por suerte, hasta el momento sólo en entrenamientos-, así que suelen cambiar el peso de una pierna a otra para evitar males mayores. El traje se prueba presurizado durante dos horas, el tiempo máximo que tardaría una tripulación en volver a la Tierra. Para terminar, el cosmonauta usa la válvula del pecho para reducir la presión antes de quitarse el traje. Después de cada prueba, el traje se presuriza sin el cosmonauta dentro para secar el sudor.
Además de servir como protección contra despresurizaciones, el Sókol evita que los cosmonautas puedan asfixiarse si hay un incendio o humo en la cápsula. En este caso, los cosmonautas cierran sus visores y conectan el suministro de oxígeno del traje. Puesto que el flujo de oxígeno es continuo, cuando la concentración de oxígeno en la cápsula supera el 40% se procede a la despresurización del vehículo.
Y listo, el cosmonauta ya está listo para usar tu Sókol en el lanzamiento. Y si quieres conocer más detalles, puedes seguir el diario de Samantha Cristoforetti en español eneste enlace.
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